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domingo, 15 de enero de 2012

Beethoven. Sinfonía nº 7. Schumann. Sinfonía nº 2. Celibidache. Beethoven. Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, 1964. Schumann. Orquesta Filarmónica de Estocolmo, 1969.


Queridos amigos, esta noche dejamos un disco precioso del maestro Celibidache al frente de dos de sus orquestas de la época de galeras del maestro rumano. Dos orquestas de un nivel no reconocido entre las más grandes pero con una enorme calidad técnica y musical y que en manos de Celibidache se transforman en verdaderos medios musicales de transmisión de belleza.

La intrpretación que Celibidache y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart ofrecen de la preciosa Sinfonía nº 7 de Beethoven es sencillamente encantadora. Un prodigio de musicalidad, de armonía, de tímbrica, de colores. Un discurso musical que fluye de manera suave y dinámica se percibe a lo largo de su audición. Con un sonido más que aceptable, se pueden apreciar los bellísimos detalles instrumentales, la elaboración perfecta de los pasajes y los temas, la excepcional musicalidad y el genial enfoque rítmico que imprime al maestro a la obra. Una de las Séptimas de Beethoven más bonitas que haya escuchado. No tiene desperdicio. 

En un tiempo posterior Celibidache realizó una más pausada aproximación a la misma obra, dentro de la serie de EMI. Las diferencias entre ambas interpretaciones son claramente perceptibles. Quizá mejores mimbres instrumentales en EMI, esta interpretación recogida por Arkadia no la desmerece en absoluto. Con una mayor vitalidad, con un ritmo y una dinámica más "juvenil" se nos presenta como una obra completamente diferente, más beethoveniana y quizá sin el lastre de la excesiva lentitud de su aproximación con EMI (lentitud que por otro lado te permite paladear de una manera sin par todos y cada uno de los detalles de esta magna obra).

Quizá Beethoven no haya sido el compositor que más apropiado haya sido a la evolución musical y de pensamiento de Celibidache pero en esta grabación ya se puede apreciar el amor del maestro por el detalle, por el discurso desarrollado para paladear sonidos, sentimientos, instrumentación y sentido de la obra. Es prodigioso como desgrana en su desarrollo los temas, como los enlaza permitiendo un devenir sin fisuras, como permite deleitarse en lada grupo instrumental y en cada solista. Y qué enorme belleza logra extraer de todos y cada uno de ellos, simplemente deliciosa manera de transcribir la música.

Un deleite para el corazón y para el oído.


En cuanto a la hermosísima obra de Schumann, uno de los músicos mejor interpretados por Celibidache, podemos realizar comentarios muy, muy semejantes. En este caso es incluso más intensa y emocional la interpretación, más de "corazón". Hay una libertad expresiva sensacional, una intensidad de sentimientos enorme, una profundidad en la traducción verdaderamente digna de elogio. 

Cada uno de los soberbios movimientos que la integran es interpretado de forma bellísima. El movimiento inicial arranca de forma sencillamente emocionante, suave, delicado, con unas cuerdas maravillosas acompañadas por unas maderas delicadas y de una sonoridad preciosa. Un Scherzo delicadísimo y bellamente dinámico y juguetón pleno además de energía. El Adagio espressivo es un verdadero monumento a la delicadeza, a la sensualidad, a la belleza y a la emoción. Y el movimiento final un verdadero arrebato controlado de energía y de impulsividad con unas cuerdas impresionantemente bellas que son un motor de energía en su avance salpicado de preciosas maderas y brillantísimos metales. Un final enérgico, arrollador y en algún punto con algo de "locura", de bellísima locura.

Un Schumann soberbio, precioso, de estructura sabiamente desarrollada y lleno de vida, de energía y de verdadera pasión. Y una Filarmónica de Estocolmo que está impresionante, delicadísima, perfecta y técnicamente a la par de cualquier otra formación (las manos del maestro se notan), de una belleza sonora preciosa, con unos atriles sensacionales y con una musicalidad deliciosa.

Espero que disfruten de estas dos magníficas interpretaciones del maestro rumano. Unas interpretaciones soberbias y dignas de apreciar en todo el valor que encierran y que sinceramente creo es muchísimo.




Beethoven
Sinfonía nº 7
Schumann
Sinfonía nº 2

Sergiu Celibidache
Beethoven, Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, 1964
Schumann, Orquesta Filarmónica de Estocolmo, 1969










jueves, 12 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonía nº 6. Wagner. Tristán e Isolda. Preludio al Acto I y Muerte de Amor (Liebestod). Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1938.


Queridos amigos, quisiera dejar esta noche un disco que acabo de volver a escuchar tras un tiempo, demasiado largo, sin hacerlo. Y sinceramente me ha vuelto a emocionar como pocas grabaciones lo logran hacer.

Una absolutamente impactante interpretación de la Sinfonía nº 6 de Tchaikovsky complementada (o viceversa) con dos fragmentos mágicos y maravillosos del Tristán e Isolda de Wagner. Ambas interpretaciones en las increíbles manos de Furtwängler que dirige a una espectacularmente bella, y soberbia en su ejecución, Filarmónica de Berlín.

No asociamos generalmente a Furtwängler con el genio de Tchaikovsky, pero es esta una ocasión única para apreciar que el arte musical tiene mucho de magia e inspiración. 

Y magia, encanto e inspiración se dejan apreciar desde la escucha de los primeros compases de la obra de Tchaikovsky. Es asombroso cómo se puede llegar a profundizar tanto en la emoción contenida en unas notas musicales y a traducir esas notas en sentimiento puro. Desde el inicio hasta el final de la obra, todo fluye de una forma tan bella, armoniosa, delicadamente matizada, intensa y profunda que es imposible resistirse a su encanto. Si esta obra de Tchaikovsky es una verdadera obra de arte y un ejemplo de sentimiento humano profundo, es esta una de sus mayores maneras de apreciarlo. Absolutamente genial e irresistible. Sencillamente impresionante y majestuosa. Dulce y amarga, impulsiva y dinámica, sobrecogedora y recogida, humana, sencillamente humana. Bellísima.


Y, queridos amigos, todo lo anteriormente comentado es aplicable a la interpretación de los dos fragmentos musicales de la Muerte de Amor de Wagner. Unos fragmentos que rezuman belleza, que resultan conmovedores e irresistibles en su atractivo musical y sonoro. Varias veces he comentado en este nuestro espacio que no soy un conocedor profundo de la obra de Wagner y que en general mi pasión por ella no es apreciable, seguro que por mi incapacidad de apreciar todo su valor musical y toda la importancia de su valor teatral y dramático. Pero debo reconocer que Tristán e Isolda me lleva al éxtasis. Y en la interpretación de estos dos pequeños fragmentos de la mano de Furtwängler, el éxtasis es máximo. Contiene tnto amor, tanta pasión, tanta belleza y tanto sentimiento que no puedo contener mi admiración y mi profundo sentimiento de amor por ellas.

Quisiera destacar la increíble prestación que ofrece la Orquesta Filarmónica de Berlín. Maravillosa, portentosa en su conjunto, instrumentalmente perfecta, con una capacidad adaptativa a cada momento del devenir musical digna de admiración. Que no es la perfecta orquesta actual o de los años de Karajan o Abbado, sí, seguramente. Pero no le hace falta esa perfección para lograr que su ejecución sea tan brillante y tan musicalmente bella. Y la grabación ¡del año 1938! es espectacular. Creo sinceramente que ofrece un ejemplo único de lo que es belleza sonora, emotividad, sensibilidad y técnica al servicio del sentimiento a través de la música.

Espero que disfruten de este hermosísimo disco, para mí, uno de los más bellos ejemplos de lo que la música puede llegar a lograr transmitir a tu alma y a tu corazón si es puesta en juego de una manera tan "humana" como es este caso. 

Un homenaje más a uno de los más grandes genios de la dirección: Furtwängler, simplemente un maestro al servicio del objetivo de la música.




Tchaikovsky, Sinfonía nº 6
Wagner, Tristan und Isolde y Prelude to Act I, Liebestod

Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabaciones
Tchaikovsky, del 25 al 27 de octubre y noviembre de 1938, Berlín
Wagner, 11 de febrero de 1938, Berlín









viernes, 6 de enero de 2012

Día de Reyes. Mozart. Sinfonías nº 33 y nº 41. Haydn. Sinfonía nº 92. George Szell. Concertgebouw Orchestra. Orquesta Nacional de la RTF. 1958. 1959.


Queridos amigos, celebramos hoy un día de gran ilusión, de magia, de esperanza y de alegría. Es el Día de los Reyes Magos.

Espero poder compartir con todos vosotros un poquito de esa ilusión, magia, esperanza y alegría que tiene esta festividad. Sigo siendo un niño y sigo teniendo la ilusión de un niño. Y sigo creyendo en los Reyes Magos, por supuesto.

Estoy convencido de que todos, en mayor o menor medida, tenemos esa misma ilusión. Y más convencido aún estoy de que todos, y me incluyo, hemos sido buenos. Así que no queda más que esperar que los Magos de Oriente se porten muy bien con todos. 

Una noche como esta, especial y llena de sueños bellos, de inquietud y de emoción contenida debe servirnos a todos para volver a nuestra época de la infancia, a seguir soñando con regalos imposibles que se hacen realidad, a seguir teniendo una sonrisa en nuestra cara a la hora de levantarnos, a festejar la alegría de los nuestros al ver su felicidad. A ser felices y a hacer felices a los demás.

Quiero dejarles hoy a todos un pequeño regalito musical que me dejan en casa mis queridos magos. Y no he podido contener la alegría que me ha proporcionado. Mis queridos Reyes han leído mi carta y no debo haber sido mal nene en cuanto que se han portado excepcionalmente bien. Me dejan este regalito que hoy, en parte, comparto con todos vosotros. Una bella música en manos de un excepcional mago de la misma. Tres Reyes musicales juntos: Mozart, Haydn y Szell.

Os lo dejo para vuestro disfrute y para que acompañe el sueño inquieto de muchos y el despertar alegre de otros tantos.

Por todos vosotros, por los buenos seres que habitan por este nuestro espacio.



Y un deseo, ¿imposible? no lo sé a ciencia cierta. 
Ojalá hoy todos, todos los niños del mundo puedan acostarse con ilusión y emoción y levantarse con enorme alegría y felicidad. 
Ellos, seguro, seguro sí han sido buenos.


Les dejo con este precioso disco que merece muy mucho una atenta audición. 
Que lo disfruten y ya me contarán qué tal se han portado con ustedes SSMM los Reyes Magos de Oriente.



George Szell
Salzburgo
Conciertos desde 1958 a 1968

CD 1

Mozart, Sinfonías nº 33 y nº 41
Concertgebouw Orchestra

Haydn, Sinfonía nº 92
Orquesta Nacional de la RFT

Grabaciones: 6 de agosto de 1958 (Mozart) y 3 de agosto de 1959 (Haydn)












sábado, 31 de diciembre de 2011

Que ni tu ni nadie nos pueda quitar un muy, muy Feliz Año 2012. Alaska y Dinarama. Deseo Carnal. 1984.


Queridos amigos os deseo de todo corazón un fin de año lleno de felicidad y alegría en compañía de todos vuestros familiares y amigos. 

Que el año 2012 venga, para todos, lleno de Salud, de Trabajo y de Amor. Como indica el encabezado de la entrada que ni tu ni nadie nos pueda quitar la Ilusión por este nuevo año, año que desarrollaremos nosotros mismos con nuestro esfuerzo y nuestra ilusión por la vida.

Sirva este disco maravilloso de Alaska y Dinarama para amenizar esta despedida del 2011 y la entrada en un, seguro, mejor 2012. Un disco excepcional de unos artistas soberbios. Una época de la música pop genial, divertida, libre, con ansias, con esperanzas.

Que todos vosotros, vuestros amigos, vuestros conocidos, vuestros seres queridos y vuestras familias disfrutéis de esta noche tan especial que debe ser el inicio de un año para nada triste y que entre todos podemos hacerlo mágico y esperanzador. En nuestras manos está.

A divertirse queridos amigos. Nos vemos en el 2012.





Deseo Carnal
Alaska y Dinarama
Grabación: 1984
Madrid y Londres







miércoles, 28 de diciembre de 2011

Shostakovich Sinfonía nº 5. Leonard Bernstein. Orquesta Sinfónica de Londres. 1966.


Queridos amigos, en estas fechas tan propias para los regalos queremos dejar hoy un presente que verdaderamente es un regalo sonoro y artístico espectacular.

La Quinta Sinfonía del maestro Shostakovich interpretada por Leonard Bernstein al frente de una inspiradísima y soberbia Orquesta Sinfónica de Londres.

La grabación procede de una emisión televisiva de la BBC y la banda sonora está sacada del DVD del concierto (en el que además vienen unas tomas preciosas de los ensayos de los músicos londinenses con un Bernstein absolutamente "introducido" en la obra y con esa energía que le era tan propia). El sonido, sin ser excepcional es más que suficiente en calidad y presencia para poder disfrutar de una interpretación magistral. Tan sólo podrán apreciar un levísimo desliz técnico-sonoro a los cinco minutos del tercer movimiento que está en la propia grabación, como un peqeño gap sonoro, (irresoluble).

Pero nada empaña la soberbia recreación que de la obra realizan los londineses y Bernstein. La Quinta Sinfonía de Shostakovich era una obra muy grata a Lenny (es una pena que no llegara a grabar para DG, en su última etapa, una versión con los vieneses o los de New York). La evolución de su concepto de la obra no ha tenido grandes variaciones a lo largo de su carrera y todas sus grabaciones llevan el mismo sello y la misma impronta, diferenciándose quizá muy levemente su interpretación con New York en Tokio.

En esta aproximación de 1966 lo que más me llama la atención es la excepcional preparación y posterior prestación de las cuerdas londinesas, verdaderamente prodigiosas, de una sonoridad enormemente cálida, con intensidad, con un juego en sus pupitres maravilloso. Para mí, lo más destacable de toda la interpretación, sin desmerecer por supuesto, a los geniales metales, a la percusión soberbia y a los instrumentos de viento con unas maderas preciosas. 




Bernstein realiza una magistral labor directorial, reuniendo técnica e intensidad emocional. Maneja los atriles para dar un notable aspecto camerístico a la obra, muy marcado en su primer movimiento absolutamente envidiable; un genial y hermoso ritmo juguetón recorre el segundo movimiento con unos vientos deliciosos contrastando en su juego con la masa orquestal de cuerdas en un "enfrentamiento" precioso.




El tercer movimiento es uno de los largos y movimientos lentos más bellos jamás escritos, un movimiento intensísimo, emocionalmente intenso, con una sonoridad sombría profunda y pesada que poco a poco se va cubriendo de un lirismo denso y penetrante de una belleza inconmensurable con la genial aportación de las maderas y de los vientos sin que en momento alguno se deje de tener esa sensación poderosa de hondura y lamento (maravillosos chelos y contrabajos). El movimiento acumula una tensión y una energía de forma tan sutilmente apreciable que resulta arrollador y te cala hasta lo más hondo de tu corazón, te sobrecoge y luego se desvanece levemente en una paz preciosa, en una calma sonora y espiritual única.




El Allegro final, ese genial y apoteósico movimiento de la Quinta, se aborda de la forma habitual en Bernstein, con una enorme energía y tensión dramática. Excepcional en este caso la masa de cuerdas y los instrumentos de viento metal, poderosos y presentes de una forma magistral. La progresión del mismo es rápida, como es la costumbre de Lenny en esta obra. Rápida en comparación incluso con Mravinsky (un genio de esta sinfonía), pero rapidez sin perder el pulso de la obra, marcando todos los instrumentos de forma que resultan perfectamente audibles en sus diferentes matices. La gran explosión final es donde el ritmo es más rápido, sin pausa, intenso, vivo, fantástico. Una delicia.





Espero que disfruten de esta maravillosa obra en un ejecución verdaderamente soberbia en manos de un gran genio de la interpretación musical, disfruten de una Sinfónica de Londres espectacular y de la grandeza de la interpretación en vivo. 

Un bonito regalo para estas fechas.









Shostakovich
Sinfonía nº 5

Leonard Bernstein
Orquesta Sinfónica de Londres

Grabación:

Londres, diciembre de 1966
Emitido el 8 de enero de 1967, BBC