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domingo, 3 de junio de 2012

Tchaikovsky. Dvorak. Conciertos para Piano. Leonard Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. Philippe Entremont. Justus Frantz. 1961. 1975.


Queridos amigos, ayer estuvimos de celebración, un merecidísimo homenaje a nuestra compañera y siempre amiga Isabel. Una excepcional persona como pocas he conocido, de entrega a los demás sin par y sin que jamás haya visto en ella un mueca de desgana. Volveremos sobre ese homenaje. 

Quería realizar esta breve introducción para aprovechar y dejar el comentario que en esa comida me hizo llegar una de las personas a las que más debo, por sus enseñanzas, sus regañinas, sus broncas y sus consejos. Me comentó mi amigo Carlos que un amigo suyo, compañero de área profesional, sanitario, se quejaba de su amigo "Julio". Sí, hombre, ese que escribe en un espacio de música, me tiene abandonado, ya publica poquito. Sonreímos y charlamos muy brevemente. Efectivamente querido Carlos, últimamente muy poquito, son muchas las razones pero no la falta de ganas. Trabajo, salud, informática, familia, etc. etc. hacen que el tiempo disponible haya mermado de forma considerable. Pero seguiremos, Carlos, seguiremos; le puedes decir a tu amigo que volveremos de nuevo a la carga.

Y vamos a hacerlo con un disco hermoso. Un disco de fácil audición, con dos hermosísimas partituras para orquesta y piano de dos de los más grandes compositores melódicos: Tchaikovsky y Dvorak. De ambos hemos dejado ya muestra de estas mismas obras (que espero algún día poder reponer) y de ambas hay una discografía amplísima y maravillosa.

Me he decantado por este CD por su acople particular en una de las ediciones de SONY dedicadas al maestro Bernstein y por los intérpretes acompañantes al instrumento principal. Dos pianistas maravillosos con quizá no demasiada difusión en el mercado de las grabaciones. Philippe Entremont y Justus Frantz (gran amigo personal de Lenny).

Philippe Entremont en Studios Columbia

Frantz y Lenny

Las interpretaciones están separadas un tiempo amplio, 14 años una de la otra. Los pianistas jóvenes (en el caso de Frantz coincide con su debut internacional al frente de la Filarmónica de New York en 1975), repletos de vitalidad y técnica maravillosa, finísimos en su juego con el teclado y llenos además de una pasión y profundidad no muy común en esas edades. El maestro Lenny en dos periodos enormemente creativos de su carrera, en plenas facultades en su etapa newyorkina inicial de los años sesenta y a mediados de los años 70 con su salto a Viena, su sueño. Dos etapas en las que Lenny rebosa fantasía y energía, un Lenny todavía no ensimismado en las profundidades místicas de su propio ser y sin excesivo tormento psicológico por sus deseos insatisfechos. Un Lenny vital, fresco, de maravilloso empuje rítmico, con una fantástica capacidad de transmitir sensaciones y emociones.

El resultado de estas personalidades musicales unidas por un sentido común y por el amor a la música no deja de ser sorprendentemente bello. El concierto de Tchaikovsky es soberbio, intenso, perfecto en su ejecución y cargado de alma y sentimiento. El de Dvorak resulta sencillamente encantador, de una belleza que irradia esplendor y luz, profundidad de sentimiento y un conmovedor flujo sensual en todo su desarrollo. La ejecución de la Orquesta Filarmónica de New York es genial, precisa, bellísima en sus cuerdas y maderas, preciosa en sus colores y en su tímbrica, perfecta pero humana en su sonido que jamás llega a ser fríamente perfecto. Una delicia.

Espero que disfruten de esta preciosa combinación de una música genial y maravillosa interpretada en una perfecta conjunción de juventud, maestría y pasión. Un disco precioso de verdad.

Tchaikovsky
Dvorak
Conciertos para Piano
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
Philippe Entremont (Tchaikovsky), 9 de octubre de 1961, Manhattan Center, New York
Justus Frantz (Dvorak), 14 de abril de 1975, Columbia 30th Street Studio, New York










domingo, 27 de mayo de 2012

Richard Strauss. Obras Orquestales II. Ein Heldenleben. Wagner. Siegfried Idyll. Karajan. 1959. 1977.


Queridos amigos, hoy, quizá un poco apesadumbrado por el cúmulo de circunstancias realmente negativas que se dan en España, en la sociedad en general y en la clase dirigente en particular, el ánimo está un pelín por los suelos. Llevo unos días leyendo además un par de artículos del excepcional blog de nuestro amigo Leiter y los comentarios sabios y certeros de los amigos que por allí se acercan cuando ha venido a mi mente y he recordado este disco y esta maravillosa música del maestro Strauss.

Una música maravillosa, sugerente, embriagadora, por momentos celestial y siempre cálida y apasionada. Música de Strauss acompañada de la soberbia pieza de Wagner El Idilio de Sigfrido, música para soñar y sumerger tu corazón en lo más profundo de tu propio ser. 

Aprovecho la ocasión para actualizar los enlaces de la anterior entrada dedicada a Strauss y Karajan: Richard Strauss. Obras Orquestales I

Strauss siempre me ha emocionado, tanto en sus óperas (es uno de los compositores de las que he escuchado casi todas y de los pocos con los que he podido en el campo operístico) como en sus obras orquestales y de cámara. Un músico de una sensibilidad extrema y con una capacidad para llevar el sentimiento a la orquesta como pocos hayan existido. En sus poemas sinfónicos desarrolla al máximo esa capacidad y los dota de una energía y una transparencia maravillosas, una paleta de colores interminable, unos timbres excepcionales, una sonoridad pulcra y excelsa, una relación música expresión increíble. Son verdaderas maravillas orquestales.

Ein Heldenleben, Una Vida de Héroe, es uno de esos poemas sinfónicos capaces de emocionar y llevarte a un estado de placer insospechado. Fue compuesto por Richard Strauss en 1898 en el periodo maduro de las composiciones del autor en este género. Strauss la dedicó al director de orquesta holandés Willem Mengelberg y a su orquesta, el maravilloso Concertgebouw de Ámsterdam, unos destinatarios inmejorables. La obra se estrenó por Strauss el 3 de marzo de 1899 dirigiendo a la Museumsorchester de Frankfurt con una acogida dispar.


Es un poema sinfónico para gran orquesta, con la madera y el metal doblados, percusión ampliada y un precioso lugar para un violín solista (en esta grabación el solista de la Filarmónica de Berlín, el maravilloso Michel Schwalbé). Está estructurado en varias partes que se interpretan sin interrupción, partes sencillamente geniales en su forma musical y en su belleza, con una capacidad descriptiva sin par. Usa un motivo conductor principal que está presente en el desarrollo de todo el poema, como pieza base de todo el mismo, perfectamente desarrollado e integrado con otros temas sabiamente entrelazados con él y con hermosísimas referencias a otras obras musicales del propio Strauss y de otros compositores.

Se estructura de esta manera:

  • Der Held (El Héroe).
  • Des Helden Widersacher (Los adversarios del Héroe).
  • Des Helden Gefährtin (La compañera del Héroe).
  • Des Helden Walstatt (El campo de batalla del Héroe).
  • Des Helden Friedenswerke (Las obras de Paz del Héroe).
  • Des Helden Weltflucht und Vollendung (La retirada del mundo y la consumación del Héroe).

Ein Heldenleben se puede considerar una especie de autobiografía musical en la que un Kapellmeister (Strauss) es acosado por sus adversarios, en este caso los críticos musicales, mientras su esposa lo cuida y lo tranquiliza e ilustra con gran inventiva, humor y homogeneidad, un programa del que se podría prescindir y se tansformaría en una obra puramente musical sin referencias externas, música abstracta, música y simplemente música a la que cada uno puede añadir sus ensoñaciones, deseos, sensaciones e ilustraciones pasadas, presentes o futuras. Lo podemos considerar y asociar a la lucha del héroe con sus enemigos y todos y cada uno podemos soñar y montar nuestra propia batalla. Una batalla que, así debiera ser siempre, gana el Héroe, una batalla en la que la belleza es la verdadera vencedora.

En esta hermosísima grabación que dejamos tendríamos que añadir como Héroe y vencedor al maestro Karajan y a la impresionante Orquesta Filarmónica de Berlín. Muchos directores han traducido esta partitura y todos con una calidad impresionante, fundamentalmente Böhm y Kempe. A mi modesto entender, esta grabación de Karajan es sencillamente genial y única, dotada de una sabiduría en su desarrollo maravillosa, dotando a cada pasaje del color, el timbre y la intensidad adecuada. Nada de frialdad y sólo técnica; aquí hay alma y emoción que se viven en el transcurso de la escucha; hay belleza, pasión, fuerza, dolor, alegría, ironía, humanidad, grandeza e intensidad. Es una interpretación apabullante en todo, impresionante en cada detalle y hermosa como pocas. 

Cada instrumento y grupo instrumental tiene vida propia, la belleza de las trompas y las cuerdas, los guiños y juegos de las maderas, la ironía y fuerza de las trompetas y metales, la hermosura del violín y el arpa, todo ello y otras sutilezas musicales, es expuesto por Karajan con una sinceridad absoluta y es traducido con una pasión, una perfección y una belleza sonora por una filarmónica berlinesa asombrosa.


La obra de Strauss se acompaña en el CD con una preciosa y conmovedora interpretación del Idilio de Sigfrido, majestuosa, hermosa, profunda y sentida. Soberbia. Un Wagner sencillamente bello.

Espero que disfruten de este hermoso disco, del arte de un genio de la dirección, de una orquesta única, quizá la mejor orquesta del mundo y de la música ensoñadora de un maestro de la orquestación. Que podamos soñar, vivir, sentir, emocionarnos y vencer en nuestra lucha diaria de héroes. El mundo lo merece, nosotros debemos hacerlo.


Richard Strauss
Obras Orquestales II
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Ein Heldenleben, marzo de 1959, Berlín, Jesus-Christus-Kirche
Wagner, Siegfried Idyll, febrero de 1977, Berlín, Philharmonie








Mp3

FLAC

Visitar también:

Richard Strauss. Obras Orquestales I

Richard Strauss. Obras Orquestales III

Richard Strauss. Obras Orquestales IV

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sábado, 19 de mayo de 2012

Dietrich Fischer-Dieskau. Descansa en Paz. 1925-2012. Una vida para el Arte. Mahler. Das Lied von der Erde. Bernstein. Orquesta Filarmónica de Viena. James King, tenor; Dietrich Fischer-Dieskau, barítono. 1966.



Descansa en paz querido Dietrich.

86 años, quizá pocos, vividos intensamente, con amor al arte y a la música. Por ese amor la llevaste a las más altas cimas de la belleza. Por ese amor lograste que muchísimas personas del mundo fueran un poquito más felices, que sintieran pasión, que vivieran experiencias únicas, que soñaran con ideales imposibles o simplemente, y eso es mucho, que experimentaran la belleza y la profunda emoción que sólo la música puede conceder.

No hay más que decirte. Descansa con la seguridad de que has realizado una labor sin precio, que has hecho felices a las personas y que has abierto una brechita en los cascos de sus corazones.

Muchas de las lágrimas y de las sonrisas y de las emociones más profundas que he tenido el placer de vivir han sido gracias a ti.

Descansa en paz maestro.

Todos los músicos estarán ahora allí contigo. Ya les explicaras cómo se hace para que su música sea amada aquí entre su público. Y les dirás, con total tranquilidad, que "con el poquito del amor, la clase, la inteligencia, el respeto y la pasión que he intentado ponerle yo". No necesitarán discos para creerlo, te tendrán allí a su lado.







Que seas muy feliz.

¡La querida tierra florece por todas partes en primavera y se llena de verdor nuevamente!
¡Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!
Eternamente... eternamente...estarás con nosotros.




Mahler
Das Lied von der Erde
Bernstein
Orquesta Filarmónica de Viena
James King, tenor
Dietrich Fischer-Dieskau, barítono
Abril de 1966; Sofiensaal, Viena










sábado, 12 de mayo de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 7. Daniel Barenboim. Staatskapelle de Berlín. 2010.


Queridos y pacientes amigos. Volvemos de nuevo con una entrada preciosa. Hacía ya tiempo que no teníamos regularidad en este espacio. Son diversos problemas tanto personales como informáticos añadidos a un poquito de carga de trabajo más alta de la habitual los que me han apartado un poco de aquí. Y quiero retomar la actividad con un precioso disco del que me he enamorado y que como todo enamoramiento ha pasado por diversas fases de intensidad, unas veces ha estado muy arriba, otras un poquito más abajo. Pero sigo siendo fiel a este amor.

Hacía ya mucho tiempo que no escuchaba un Bruckner por Barenboim y partiendo del punto inicial en que reconozco mi poca empatía con ese binomio musical empiezo a modificar un poco esa querencia por el maestro argentino y su forma de aproximarse a Bruckner. Sus anteriores aproximaciones al maestro austriaco nunca llegaron a emocionarme, no me calaron lo suficiente, aunque sus interpretaciones de la DG de las sinfonías iniciales siempre me gustaron y muchas de las obras en Teldec me llegaron a impactar.

No sé si será por el momento emocional personal actual pero reconozco que esta interpretación de la formidable Sinfonía nº 7 de Bruckner me ha calado profundamente. Es una interpretación que me conmueve en muchos de sus periodos. Como si una fuerte marea fuera ha logrado subirme en las crestas de sus olas y llevarme con una fuerza emocional enorme a lo largo de todo el viaje marino que hace. Esa es la sensación, una marea de emociones que van y vienen, que suben y bajan; una marea que te mece empapándote de sentimiento, de calor, de intensidad emotiva y que no te ahoga en sus crestas de forma que siempre ves el horizonte luminoso y el fondo profundo de humanidad al que te gustaría caer. 

Es una marea suave, en la que te meces y te dejas llevar en un viaje placentero de sentimientos cargado y que te refresca constantemente con gotas sorprendentes de pasión, de frescura, de nuevos sentidos y nuevas emociones. En ocasiones las gotas son lluvia, lluvia de hermosísimos sonidos que en su caída te sacian la sed de tu alma por la belleza y en otras verdadero granizo de intensidad plena que sacuden tu corazón y sin dolor te despiertan de tu letargo emocional.


Maestro Barenboim, ha logrado usted una representación musical soberbia de la obra del viejo y amado Bruckner. Ha conseguido usted una belleza musical sencillamente espléndida. Ha conseguido que la Staatskapelle de Berlín suene de una forma tan hermosa que, aún a pesar de un sonido directo algo irregular en su modulación, ha logrado que mi corazón se llene de emoción. 

Ha conseguido que sienta escalofríos al escuchar un Adagio fenomenal, sentido, sedoso y en su momento poderosamente profundo y emotivo. He podido mecerme en esas preciosas cuerdas berlinesas sin sobresaltos cuando sus timbrados metales y su poderosa percusión declaraban desde la marea al viento la magnitud emocional de la obra. Y he podido volver a soñar plácidamente con el amor y la serena paz de la emoción profunda de la música.

Ha conseguido que la música del maestro Bruckner llene mis oídos de belleza y de placer. Que su Scherzo suene encantador y dinámicamente sorprendente, que el inicio de la obra se me aparezca como un sueño sorprendente y renovador para mi alma y que pueda sentir en su devenir emociones profundas e indescriptibles. Ha logrado que en su final vaya cargando mi corazón de energía, de fuerza y de ánimo para disfrutar de una conclusión sencillamente emotiva en su limpia, ágil y precisa ejecución.

Quizá, maestro Barenboim, sea de los pocos músicos actuales que logre esto con Bruckner; quizá la senda de Celibidache sea difícil de seguir, pero quizá, y sólo quizá, usted pueda transitar por ella. Si es así será una verdadera maravilla poder seguirlo.

Muchas gracias por todo ello.



Bruckner
Sinfonía nº 7

Daniel Barenboim
Staatskapelle Berlín
Versión de 1884/1885 en Edición de Leopold Nowak de 1954

Grabación
Philharmonie de Berlín, junio de 2010












domingo, 22 de abril de 2012

Mussorgsky. Cuadros de una Exposición. Kodály. Háry János Suite. Prokofiev. Suite Sinfónica Lieutenant Kijé. George Szell. Orquesta de Cleveland. 1963. 1969. 1969.


Queridos amigos, dejamos este domingo, precioso domingo por cierto en Sevilla, un disco absolutamente genial. George Szell nos ofrece su aproximación a tres grandes obras sinfónicas de tinte eslavo. Los Cuadros de una Exposición del maestro Mussorgsky, la preciosa e intensa Suite Sinfónica Háry János de Kodály y la maravillosa y sorprendente Suite Sinfónica Lieutenant Kijé de Prokofiev. Tres obras dispares entre sí, con lenguaje musical diverso y con tinte historicista y pictórico sabiamente dirigidas por un Szell como siempre preciso, fino, duro en sus trazos y claro en su visión y exposición musical.

Los Cuadros de una Exposición constituyen una suite de 15 piezas, compuesta en 1874 originalmente para piano aunque es más conocida en la forma orquestada y arreglada para orquesta por el compositor francés Maurice Ravel. Originalmente se denominó Suite Hartmann estando inspirada en la exposición póstuma de diez pinturas y escritos de su gran amigo, el artista y arquitecto Viktor Alexandrovich Hartmann. Un homenaje del compositor que quiso «dibujar en música», algunos de los cuadros expuestos. 

Obra maestra, música romántica, música programática y música verdaderamente expresiva. Forma un conjunto de piezas brillantemente descriptivas que adquieren unidad por el bellísimo tema llamado Promenade "Paseo" que se oye desde el inicio y a lo largo de la pieza, mientras el visitante de la exposición va de cuadro en cuadro. En  la Promenade de Ravel este hizo que el fagot y el saxofón compartieran una suave y melancólica música con el acompañamiento de las cuerdas. Una joya. Unidas por esa pieza de conjunción se suceden las maravillosas descripciones musicales de Mussorgsky sobre esos cuadros. Piezas musicales llenas de intensidad, de misterio, de belleza, de alegría o de elocuencia. 

Una obra perfecta para la expresión de todo el conjunto de instrumentistas solistas y de la orquesta en pleno. Y en esta ocasión la Orquesta de Cleveland demuestra los porqués de su fama. Una enorme precisión, una calidad instrumental soberbia, una sonoridad impactante, colorida, rica en timbres, suave y poderosa. Da una verdadera muestra de interpretación musical de la mano de un Szell brillante, rico en matices, demoledor en su precisión.


Háry János es una "ópera folclórica húngara" en cuatro actos del compositor húngaro Zoltán Kodály según un libreto en húngaro de Béla Paulini (1881-1945) y Zsolt Harsányi, basado en la epopeya cómica El veterano (Az obsitos) de János Garay. Se estrenó en el Teatro Real de Ópera Budapest, 1926.

Con la música de la ópera, Kodály elaboró la pieza orquestal de la Suite Háry János. Incluye el címbalo húngaro, una variante húngara tradicional del dulcémele, con una intervención absolutamente bella. El estreno mundial de la obra tuvo lugar en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, el 24 de marzo de 1927, por la Orquesta Pablo Casals dirigida por Antal Fleischer. 


La obra se compone de seis partes o movimientos:

Preludio, el Cuento de Hadas comienza
Reloj Musical de Viena
Canción
La Batalla y la Derrota de Napoleón
Intermezzo
Entrada del Emperador y su Corte



Es absolutamente digna de admirar. Una maravillosa sensación de intensidad la recorre, intensidad mezclada sabiamente con momentos de una dulzura inmensa (precioso y maravilloso segundo movimiento) y otros de una fuerza arrolladora (un cuarto movimiento demoledor). Mezcla de estilos musicales y de referencias al romanticismo austriaco junto a una sensación global de musicalidad propia del folclore húngaro. 

La interpretación de la Orquesta de Cleveland y la mano de Szell hacen un verdadero placer la escucha de esta pequeña obra de arte.


La Suite Sinfónica del Teniente Kijé está basada en la música que Prokofiev escribió en 1933 para la película Lieutenant Kijé de Aleksandr Fajntsimmer basada en un divertido cuento de Yury Tynyanov. Como toda la música de Prokofiev tiene esa difícil dualidad entre objetividad y dificultad de audición y belleza sonora y musical en ella misma. Te convence o no, te gusta o no. La suite fue estrenada en 1937 en París.

Lo cierto es que nada más se inicia su audición, el bellísimo motivo con el que se abre te embelesa (me recuerda mucho al tema inicial de Salvar al Soldado Ryan) y te atrapa en una atmósfera sensual, emotiva e intensamente emocional. La fantástica melodía del segundo movimiento tiene una fuerza irresistible, mezcla de serenidad y plácida sensualidad. La Boda de Kijé es de un dinamismo irresistible, pura musicalidad y danzabilidad. La Troika es maravillosa, energía en movimiento, fuerza y dinamismo. El último movimiento, es una muestra bellísima de la conjunción de unos motivos con otros, en este caso el inicial sabiamente aderezado con otros motivos de la obra, de manera que Prokofiev consigue una particular unión musical que produce una enorme emoción mientras tienes la sensación de estar en dos universos musicales diferentes.

La suite consta de cinco movimientos: 

El Nacimiento de Kijé
Romance
La boda de Kijé
Troika
El Entierro de Kijé

Una música maravillosa que aún con tintes grotescos o satíricos no deja de entusiasmarte y de robarte el corazón. En esta aproximación de Szell podremos disfrutar además de su habitual precisión y maestría técnica de una maravillosa y encantadora seducción en lo musical por una belleza sonora sin par, una elegancia exquisita y una sensualidad  flor de piel.





Espero de todo corazón que disfruten de estas tres soberbias obras musicales. Tres obras interpretadas de forma magistral por una excepcional orquesta y un director como pocos haya existido.


Mussorgsky, Cuadros de una Exposición
Kodály, Háry János Suite*
Prokofiev, Suite Sinfónica Lieutenant Kijé**

George Szell
Cleveland Orchestra
Címbalo, Toni Koves-Steiner*
Contrabajo, David Perlman**
Corneta, David Zauder**

Grabaciones:
Cleveland, Severance Hall
Cuadros de una Exposición, 30 de octubre de 1963
Háry János Suite, 10 y 11 de enero de 1969
Suite Sinfónica Lieutenant Kijé, 17 y 18 de enero de 1969