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domingo, 24 de junio de 2012

Schumann. Grieg. Conciertos para Piano. Eugen Jochum. Claudio Arrau. Emil Gilels. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1977. 1979.


Queridos amigos, quiero dejar hoy para el disfrute general este maravillo disco, ejemplo perfecto de comunión musical, de alma y de pasión en la interpretación de unas "simples" notas. Un disco que reune a dos de los más geniales intérpretes de piano que hayan existido, el soberbio e irrepetible Claudio Arrau y el no más portentoso Emil Gilels. Dos formas de afrontar un teclado pero dos formas coincidentes en el objetivo final: la música como ejemplo de belleza. En ambos casos el acompañante a la batuta es el siempre maestro Eugen Jochum y como en las grandes ocasiones al frente de una irrepetible e insuperable orquesta, la Concertgebouw de Amsterdam, posiblemente la orquesta con sonido más bello de todas las existentes.

Era este un disco que había escuchado en pocas ocasiones pero que en todas ellas me había dejado una profunda paz y un espíritu lleno de emociones placenteras que acompañaban a un oído maravillado por la belleza del sonido escuchado. Siempre tengo en mente las increíbles interpretaciones de Ormandy y de Szell, pero este disco tiene algo especial, tiene una magia interna que sale a relucir en las sucesivas audicones que haces de él. La energía y el impulso vital que imprimen los dos directores americanos antes citados está presente en este disco, con los necesarios matices. Jochum no busca esa intensidad arrebatadora de Schumann que plama por ejemplo Szell ni quizá busca la perfecta armonización de la escritura del concierto de Grieg que hace Ormandy o el mismo Szell. 


Jochum cuenta con dos verdaderos maestros de la magia musical y una orquesta inconmensurable en su valor y belleza.

Un Arrau perfecto en su toque pianístico, sabio músico que se deja llevar por las bellezas poéticas, febriles, apasionadas y desesperadas del corazón de Schumann que son traducidas y puestas de manifiesto por un Jochum poético, vibrante, romántico, seductor y sabio maestro que deja respirar y recrear al pianista los preciosos movimientos y pasajes de una magia poética sin par. Un verdadero artista que nos permite regustarnos en su clarísmo piano, en su sonido bello sin parangón, en su técnica preciosista y detallista, cálida y perfectamente armoniosa para sacar a relucir el alma siempre oculta en Schumann. Un alma que podrán además admirar gracias a la portentosa participación de la Orquesta del Concertgebouw, son un sonido pulcro, brillante; con unas cuerdas sensacionalmente sedosas y vibrantes; con unas maderas que dejan el corazón prendado.


Un precioso concierto y un precioso ejemplo de arte musical. Dos verdaderos señores de la música al servicio de ella.

Para el maravilloso Concierto de Grieg nos encontramos con otro de los grandes genios del pano, Emil Gilels. Un pianista perfecto para esta obra intensa y a la par poética y dulce, un Gilels que saca a relucir su técnica impecable acompañándola de su intensidad y de una pulsación hermosísima que capta la hermosura de la obra de Grieg. Jochum se encuentra en esta ocasión algo más impulsivo, arrebatador, perfecto en el manejos de las partes instrumentales y siempre concediendo al piano el valor necesario en el marco de una obra orquestal maravillosa. Los pasajes de folclore, las bellísimas transfiguraciones musicales, la belleza de las preciosas flautas y de las impetuosas trompas, todo, todo está matizado y dejado al oído del oyente para su placer. La enorme poesía musical contenida en este bello concierto de Grieg se puede apreciar desde el primer momento y se degusta hasta ese impetuoso y perfecto monumento que es su final. Gilels aporta su vigor pianístico y su preciosa pulsación a un conjunto único de poesía, musicalidad y hermosura. La Orquesta del Concertgebouw, sencillamente impresionante. 
Un verdadero goce para el corazón.



Espero que disfruten de este verdadero monumento musical. Dos conciertos maravillosos, de repertorio, interpretados de una manera humana, sencillamente humana,





Schumann, Concierto para Piano
Grieg, Concierto para Piano

Eugen Jochum
Concertgebouw Orchestra Amsterdam

Schumann, Claudio Arrau, Piano
Grieg, Emil Gilels, Piano

Grabaciones: 


Schumann, 21 de abril de 1977, NOS Radio
Grieg, 28 de enero de 1979, NOS Radio









domingo, 10 de junio de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 3. Skrowaczewski. Saarbrücken Radio Symphony Orchestra. 1996.


Queridos amigos, seguimos adelante, lentamente pero seguimos, con las entregas de la preciosa integral sinfónica de Bruckner del maestro Skrowaczewski. En esta ocasión dejamos su preciosa y vital visión de la Sinfonía nº 3, una de las más bonitas del conjunto sinfónico y a la vez punto de entrada ya claro en la gran obra sinfónica madura de Bruckner.

LA Tercera Sinfonía es denominada en ocasiones como Sinfonía Wagner. Fue escrita en 1873 y revisada por Bruckner en numerosas ocasiones (con más o menos cambios) fundamentalmente en 1877 y en 1888/1899. El estreno inicial de la obra tuvo lugar bajo la dirección del maestro en Viena en 1877 resultando un fracaso, en parte por la poca capacidad como director de Bruckner y en parte por la dificilísima aceptación por parte de los músicos vieneses.

En esta grabación el maestro Skrowaczewski usa la versión de 1889 (1888/89) en la edición de Leopold Nowak de 1959. La interpretación en sencillamente brillante. Una sabia visión global de la estructura de la obra y un manejo del tempo muy adecuado hace fluir la música sin pesadez, con delicada suavidad y una muy bien marcada energía en sus preciosos crescendos que se escuchan limpios y brillantes sin sensación alguna de mezcla sonora inaudible. Los instrumentos son matizados y claros, las agrupaciones de los temas se realizan con gran delicadeza formal  y estructuralmente quedan integrados de una forma clara y precisa en el global.


La gran energía de la obra no deja de lado los pasajes delicados e íntimos como es el caso del precioso segundo movimiento, un Adagio soberbio, que es marcado por Skrowaczewski con un tempo algo rápido pero que no por ello le impide mostrar y sacar a relucir la emoción contenida en él. El juego de las cuerdas con los metales y las maderas es una verdadera preciosidad y los pequeños suspiros de aliento hacen aún más intenso y delicado este fino, sensual y vigoroso movimiento.

El juguetón y dinámico tercer movimiento de esta preciosa obra es sabiamente conducido por Skrowaczewski, con energía, vitalidad, ritmo y "chispa" permitiendo una expresividad preciosa a las cuerdas y los metales, que dicho sea de paso suenan francamente bien, muy bien. La cantabilidad del movimiento resulta delicadísima como un baile juguetón tocado con una sutileza soberbia. Es un movimiento que resuena clasicismo pero más elaborado que lo escuchado hasta entonces.

Y en el último movimiento podemos apreciar la maravillosa conjunción que consigue el maestro con la orquesta. Es un movimiento llevado enérgicamente, intenso y rítmico, con marcados contrastes entre lo lírico (bellísimamente marcado por la batuta) y lo enérgico e intenso. Una energía e intensidad sabiamente controlada para poder apreciar toda la belleza contenida en esos pasajes de tono más elevado y de mayor fortaleza sin que dejemos de gozar en los momentos líricos y ensoñadores con una música delicada y danzable. Un movimiento llevado a un tempo algo más pausado que los iniciales que permite apreciar la maravillosa maraña musical de Bruckner con total claridad.

En definitiva una preciosa interpretación de una de las sinfonías brucknerianas más bonitas escritas y quizá de las de mejor y más fácil audición. La dirección de Skrowaczewski es delicada, muy matizada, con sutilezas, con un manejo del tempo precioso y lleva a la Saarbrücken Radio Symphony Orchestra a lograr una interpretación bellísima, expresándose con claridad, luciendo la belleza de sus cuerdas, regustándose sus metales, mostrando sus bellos requiebros unas maderas preciosas y por encima de todo sonando como una gran unidad orquestal.

Espero que disfruten de esta Tercera de Bruckner, merece la pena saborearla y apreciarla. Es de una gran belleza, musicalidad, intensidad y delicadeza. Enormemente agradable de escuchar.



Bruckner
Sinfonía nº 3
Stanislaw Skrowaczewski
Saarbrücken Radio Symphony Orchestra
Grabación de octubre de 1996
Kongresshalle, Saarbrücken
Versión de 1889 (1888/89) en la edición de Leopold Nowak de 1959







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sábado, 9 de junio de 2012

Mussorgsky. Cuadros de una Exposición. Rimsky-Korsakov. Obertura, Russian Easter Festival. Obertura "May Night". Suite The Golden Cockerel. Markevitch. Orquesta Filarmónica de Berlín. Orchestre des Concerts Lamoureux. 1953. 1958.


Queridos amigos, dejamos, en este bonito y caluroso día en Sevilla, un precioso disco, un disco con sabor y solera, un disco hermoso testimonio de la forma de entender la música del maestro Markevitch.

Los Cuadros de una Exposición dejados por el maestro Markevitch son todo un ejemplo de perfección y de maestría en el manejo de la masa orquestal. Una masa orquestal que no es cualquiera, es la Filarmónica de Berlín, una orquesta sobre la que nada hay que decir. Pero permitidme comentar que en esta grabación, está inmensa, inconmensurable, rozando unos límites de perfección y de belleza sonora difíciles de escuchar. La mano de Markevitch s deja ver en la ejecución perfecta, milimitrada de cada cuadro y de cada pasaje, en la perfección sonora que saca a relucir de cada uno de los atriles berlineses, en la maestría dinámica y rítmica (verdaderamente sorprendente y maravillosa) que imprime a la ejecución, en el colorido orquestal sencillamente luminoso y bello. 

No hay momento para el ensimismamiento en la traducción musical, sin conducir de forma apresurada o acelerada, Markevitch imprime un ritmo absolutamente arrollador a la orquesta, realiza un recorrido musical sin prisa pero sin pausa, desbroza cada uno de los paisajes sonoros con una maestría inigualable dando además su lugar, maravilloso lugar, a cada grupo instrumental a los que hace expresarse con una energía, vitalidad, intensidad, alegría o ironía sencillamente soberbias. La sonoridad de las cuerdas es preciosa, empastada y monumental, los metales suenan vigorosos y enérgicos sin perder la claridad tímbrica que se les exige en esta obra, las maderas encantadoras, los vientos soplan con frescura y magia. 


Es una verdadera gozada escuchar esta interpretación, resulta absolutamente deliciosa, enérgica, viva, dinámica y bella. Me rindo a la maestría de Markevitch en la dirección de estos Cuadros, me rindo a la Filarmónica de Berlín, magistral e impresionante, y me rindo finalmente a los técnicos de DG por su labor en la grabación de este testimonio. Una grabación mono con una calidad asombrosa que te permite escuchar detalles, deleitarte con el sonido, precioso sonido berlinés, y disfrutar de unos instrumentos impactantes en su perfección y en su belleza.

Hace unos años leí con asombro un artículo que un miembro de la Orquesta Filarmónica Checa comentando el estreno de Markevitch al frente de su orquesta y no puedo más que unirme, si mi memoria no me falla, a sus palabras: un maestro único, genial, finísimo, meticuloso, amable, incisivo y preciso. Dominador de una técnica de dirección única, poco gestual en movimientos pero con unas manos y una mirada que decían todo. 

Disfruten de esta interpretación, sinceramente creo que van a gozar del placer de escuchar una gran música en manos de un grandísimo director y músico y van a maravillarse con el paseo musical que nos ofrece llevando de la mano a un instrumento único e irrepetible, la Filarmónica de Berlín.

Disfrutarán, estoy convencido.


El disco se completa con las preciosas traducciones de Markevitch de tres obras de Rimsky, ese genio de la orquestación, a cada cual más bella y mejor traducida en esta ocasión con la Orquesta que fue del maestro durante unas temporadas (y a la que elevó a niveles increíbles de calidad y belleza).

La Obertura de la Gran Pascua Rusa u Obertura sobre Temas Litúrgicos fue compuesta entre 1887 y 1888 siendo dedicada a la memoria de Mussorgsky y de Borodin. Se estrenó en San Petersburgo en diciembre de 1888. Rimsky realiza una bellísima recreación musical de la Pascua Rusa basándose en antiguas colecciones de cantos rusos litúrgicos ortodoxos. Siendo un no creyente declarado, Rimsky es capaz de imprimir en esta obra toda la expresividad propia de una fiesta pagano-religiosa y sacar a relucir el valor de ambas vertientes de la misma llevándonos por un precioso viaje desde el amanecer al anochecer de la fiesta e imprimiendo a la misma todo el valor que para los rusos puede llegar a tener una fiesta coincidente con la primavera y el renacer. Una preciosa metáfora del renacer de la vida y del renacer de Jesús. Una obra impresionantemente orquestada, con una belleza tímbrica y un colorido que resultan impactantes. 

La Obertura Noche de mayo del maestro Rimsky es una preciosa suite sobre la ópera del mismo nombre. Pieza delicada y sensual, bellísima en su coloración y maravillosa en la orquestación resulta muy agradable de escuchar. Con sus preciosas cuerdas arropando a unos metales y maderas de gran belleza y solemnidad transmite armonía y serena emoción a la par que sensual belleza y lirismo encantador.

El Gallo de Oro es la tercera suite presentada en el disco. Basada en la ópera de Rimsky del mismo nombre y sobre el poema de Pushkin El Cuento del Gallo de Oro (basado en los Cuentos de la Alhambra de Irwin), la obra es un precioso ejemplo, nuevamente, de la maestría orquestadora de Rimsky dejándonos asombrados por la claridad, la finura y la sutileza de la misma. En esta interpretación de Markevitch se usa la suite preparada después de la muerte del maestro Rimsky por Glazunov y Shteynberg (Steinberg) que la bautizaron como Cuatro cuadros musicales de la ópera "Gallo de Oro":

  • El Zar Dodon en el Palacio.
  • El Zar Dodon en la Campaña.
  • El Zar Dodon como invitado de la Zarina Shemakhan.
  • La boda y el fin lamentable de Dodon.



Espero que disfruten de las tres piezas que acompañan a los cuadros, tres hermosísimas piezas del gran genio de Rimsky y tres iezas increíblemente interpretadas por un Markevitch arrebatador, genial, supremo en los ritmos y en la magistral forma de seducir con unos sonidos maravillosos. La orquesta francesa suena bellisima, una orquesta muy apropiada para traducir la belleza musical y colorista de estas tres preciosas obras, una orquesta que seduce y embellece con su sonido la perfecta senda musical que realiza Markevitch sobre las partituras de Rimsky. Encantadora y soberbia.



Modest Petrovich Mussorgsky
Cuadros de una Exposición
Orquestación de Maurice Ravel
Orquesta Filarmónica de Berlín
Igor Markevitch
Grabación de 1953

Nicolai Rimsky-Korsakov
Obertura de la Gran Pascua Rusa*
Obertura Noche de mayo** 
Suite El Gallo de Oro** (Arreglos de A. Glazunov y M. Steinberg)
Orquesta de Conciertos Lamoureux
Igor Markevitch
Grabaciones de 1957* y 1958**







domingo, 3 de junio de 2012

Tchaikovsky. Dvorak. Conciertos para Piano. Leonard Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. Philippe Entremont. Justus Frantz. 1961. 1975.


Queridos amigos, ayer estuvimos de celebración, un merecidísimo homenaje a nuestra compañera y siempre amiga Isabel. Una excepcional persona como pocas he conocido, de entrega a los demás sin par y sin que jamás haya visto en ella un mueca de desgana. Volveremos sobre ese homenaje. 

Quería realizar esta breve introducción para aprovechar y dejar el comentario que en esa comida me hizo llegar una de las personas a las que más debo, por sus enseñanzas, sus regañinas, sus broncas y sus consejos. Me comentó mi amigo Carlos que un amigo suyo, compañero de área profesional, sanitario, se quejaba de su amigo "Julio". Sí, hombre, ese que escribe en un espacio de música, me tiene abandonado, ya publica poquito. Sonreímos y charlamos muy brevemente. Efectivamente querido Carlos, últimamente muy poquito, son muchas las razones pero no la falta de ganas. Trabajo, salud, informática, familia, etc. etc. hacen que el tiempo disponible haya mermado de forma considerable. Pero seguiremos, Carlos, seguiremos; le puedes decir a tu amigo que volveremos de nuevo a la carga.

Y vamos a hacerlo con un disco hermoso. Un disco de fácil audición, con dos hermosísimas partituras para orquesta y piano de dos de los más grandes compositores melódicos: Tchaikovsky y Dvorak. De ambos hemos dejado ya muestra de estas mismas obras (que espero algún día poder reponer) y de ambas hay una discografía amplísima y maravillosa.

Me he decantado por este CD por su acople particular en una de las ediciones de SONY dedicadas al maestro Bernstein y por los intérpretes acompañantes al instrumento principal. Dos pianistas maravillosos con quizá no demasiada difusión en el mercado de las grabaciones. Philippe Entremont y Justus Frantz (gran amigo personal de Lenny).

Philippe Entremont en Studios Columbia

Frantz y Lenny

Las interpretaciones están separadas un tiempo amplio, 14 años una de la otra. Los pianistas jóvenes (en el caso de Frantz coincide con su debut internacional al frente de la Filarmónica de New York en 1975), repletos de vitalidad y técnica maravillosa, finísimos en su juego con el teclado y llenos además de una pasión y profundidad no muy común en esas edades. El maestro Lenny en dos periodos enormemente creativos de su carrera, en plenas facultades en su etapa newyorkina inicial de los años sesenta y a mediados de los años 70 con su salto a Viena, su sueño. Dos etapas en las que Lenny rebosa fantasía y energía, un Lenny todavía no ensimismado en las profundidades místicas de su propio ser y sin excesivo tormento psicológico por sus deseos insatisfechos. Un Lenny vital, fresco, de maravilloso empuje rítmico, con una fantástica capacidad de transmitir sensaciones y emociones.

El resultado de estas personalidades musicales unidas por un sentido común y por el amor a la música no deja de ser sorprendentemente bello. El concierto de Tchaikovsky es soberbio, intenso, perfecto en su ejecución y cargado de alma y sentimiento. El de Dvorak resulta sencillamente encantador, de una belleza que irradia esplendor y luz, profundidad de sentimiento y un conmovedor flujo sensual en todo su desarrollo. La ejecución de la Orquesta Filarmónica de New York es genial, precisa, bellísima en sus cuerdas y maderas, preciosa en sus colores y en su tímbrica, perfecta pero humana en su sonido que jamás llega a ser fríamente perfecto. Una delicia.

Espero que disfruten de esta preciosa combinación de una música genial y maravillosa interpretada en una perfecta conjunción de juventud, maestría y pasión. Un disco precioso de verdad.

Tchaikovsky
Dvorak
Conciertos para Piano
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
Philippe Entremont (Tchaikovsky), 9 de octubre de 1961, Manhattan Center, New York
Justus Frantz (Dvorak), 14 de abril de 1975, Columbia 30th Street Studio, New York










domingo, 27 de mayo de 2012

Richard Strauss. Obras Orquestales II. Ein Heldenleben. Wagner. Siegfried Idyll. Karajan. 1959. 1977.


Queridos amigos, hoy, quizá un poco apesadumbrado por el cúmulo de circunstancias realmente negativas que se dan en España, en la sociedad en general y en la clase dirigente en particular, el ánimo está un pelín por los suelos. Llevo unos días leyendo además un par de artículos del excepcional blog de nuestro amigo Leiter y los comentarios sabios y certeros de los amigos que por allí se acercan cuando ha venido a mi mente y he recordado este disco y esta maravillosa música del maestro Strauss.

Una música maravillosa, sugerente, embriagadora, por momentos celestial y siempre cálida y apasionada. Música de Strauss acompañada de la soberbia pieza de Wagner El Idilio de Sigfrido, música para soñar y sumerger tu corazón en lo más profundo de tu propio ser. 

Aprovecho la ocasión para actualizar los enlaces de la anterior entrada dedicada a Strauss y Karajan: Richard Strauss. Obras Orquestales I

Strauss siempre me ha emocionado, tanto en sus óperas (es uno de los compositores de las que he escuchado casi todas y de los pocos con los que he podido en el campo operístico) como en sus obras orquestales y de cámara. Un músico de una sensibilidad extrema y con una capacidad para llevar el sentimiento a la orquesta como pocos hayan existido. En sus poemas sinfónicos desarrolla al máximo esa capacidad y los dota de una energía y una transparencia maravillosas, una paleta de colores interminable, unos timbres excepcionales, una sonoridad pulcra y excelsa, una relación música expresión increíble. Son verdaderas maravillas orquestales.

Ein Heldenleben, Una Vida de Héroe, es uno de esos poemas sinfónicos capaces de emocionar y llevarte a un estado de placer insospechado. Fue compuesto por Richard Strauss en 1898 en el periodo maduro de las composiciones del autor en este género. Strauss la dedicó al director de orquesta holandés Willem Mengelberg y a su orquesta, el maravilloso Concertgebouw de Ámsterdam, unos destinatarios inmejorables. La obra se estrenó por Strauss el 3 de marzo de 1899 dirigiendo a la Museumsorchester de Frankfurt con una acogida dispar.


Es un poema sinfónico para gran orquesta, con la madera y el metal doblados, percusión ampliada y un precioso lugar para un violín solista (en esta grabación el solista de la Filarmónica de Berlín, el maravilloso Michel Schwalbé). Está estructurado en varias partes que se interpretan sin interrupción, partes sencillamente geniales en su forma musical y en su belleza, con una capacidad descriptiva sin par. Usa un motivo conductor principal que está presente en el desarrollo de todo el poema, como pieza base de todo el mismo, perfectamente desarrollado e integrado con otros temas sabiamente entrelazados con él y con hermosísimas referencias a otras obras musicales del propio Strauss y de otros compositores.

Se estructura de esta manera:

  • Der Held (El Héroe).
  • Des Helden Widersacher (Los adversarios del Héroe).
  • Des Helden Gefährtin (La compañera del Héroe).
  • Des Helden Walstatt (El campo de batalla del Héroe).
  • Des Helden Friedenswerke (Las obras de Paz del Héroe).
  • Des Helden Weltflucht und Vollendung (La retirada del mundo y la consumación del Héroe).

Ein Heldenleben se puede considerar una especie de autobiografía musical en la que un Kapellmeister (Strauss) es acosado por sus adversarios, en este caso los críticos musicales, mientras su esposa lo cuida y lo tranquiliza e ilustra con gran inventiva, humor y homogeneidad, un programa del que se podría prescindir y se tansformaría en una obra puramente musical sin referencias externas, música abstracta, música y simplemente música a la que cada uno puede añadir sus ensoñaciones, deseos, sensaciones e ilustraciones pasadas, presentes o futuras. Lo podemos considerar y asociar a la lucha del héroe con sus enemigos y todos y cada uno podemos soñar y montar nuestra propia batalla. Una batalla que, así debiera ser siempre, gana el Héroe, una batalla en la que la belleza es la verdadera vencedora.

En esta hermosísima grabación que dejamos tendríamos que añadir como Héroe y vencedor al maestro Karajan y a la impresionante Orquesta Filarmónica de Berlín. Muchos directores han traducido esta partitura y todos con una calidad impresionante, fundamentalmente Böhm y Kempe. A mi modesto entender, esta grabación de Karajan es sencillamente genial y única, dotada de una sabiduría en su desarrollo maravillosa, dotando a cada pasaje del color, el timbre y la intensidad adecuada. Nada de frialdad y sólo técnica; aquí hay alma y emoción que se viven en el transcurso de la escucha; hay belleza, pasión, fuerza, dolor, alegría, ironía, humanidad, grandeza e intensidad. Es una interpretación apabullante en todo, impresionante en cada detalle y hermosa como pocas. 

Cada instrumento y grupo instrumental tiene vida propia, la belleza de las trompas y las cuerdas, los guiños y juegos de las maderas, la ironía y fuerza de las trompetas y metales, la hermosura del violín y el arpa, todo ello y otras sutilezas musicales, es expuesto por Karajan con una sinceridad absoluta y es traducido con una pasión, una perfección y una belleza sonora por una filarmónica berlinesa asombrosa.


La obra de Strauss se acompaña en el CD con una preciosa y conmovedora interpretación del Idilio de Sigfrido, majestuosa, hermosa, profunda y sentida. Soberbia. Un Wagner sencillamente bello.

Espero que disfruten de este hermoso disco, del arte de un genio de la dirección, de una orquesta única, quizá la mejor orquesta del mundo y de la música ensoñadora de un maestro de la orquestación. Que podamos soñar, vivir, sentir, emocionarnos y vencer en nuestra lucha diaria de héroes. El mundo lo merece, nosotros debemos hacerlo.


Richard Strauss
Obras Orquestales II
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Ein Heldenleben, marzo de 1959, Berlín, Jesus-Christus-Kirche
Wagner, Siegfried Idyll, febrero de 1977, Berlín, Philharmonie








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FLAC

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