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viernes, 23 de noviembre de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 8. Boulez. Orquesta Filarmónica de Viena. 1996.


Queridos amigos, hacía ya tiempo que deseaba publicar este disco. Hoy he sentido el impulso y la necesidad de hacerlo por una combinación de estado de ánimo y puro placer tras haberlo escuchado de nuevo. 

En su momento cuando lo adquirí reconozco que me costó mucho trabajo apreciarlo, simplemente por una mala costumbre de prejuicios. ¿Boulez y Bruckner? no me cuadraba esa asociación teniendo además presente la nula discografía que el maestro francés tenía de Bruckner (posteriormente agregó a su repertorio la 5ª, 7ª y 9ª).

Años después adquirí el DVD de la misma interpretación animado por una necesidad cada vez mayor de "ver" ese concierto y porque poco a poco había entrado en mis oídos esa música que producía el director francés sobre la partitura de Bruckner y me había ido cautivando la excepcional sonoridad de la Filarmónica de Viena. Visto el concierto, y varias veces ya, cada vez que escucho el CD me ha ido gustando más y más hasta llegar a tenerlo entre los más bellos discos que poseo tanto de Boulez como del propio Bruckner. 

Al final no iba a resultar tan extraña esa unión de dos músicos tan aparentemente distantes. Un Boulez que es un perfecto maestro del cromatismo, un habilísimo traductor del lenguaje armónico incluso de los más complejos y laberínticos, un maestro seductor en las complejas formas constructivas de la música de autores como Debussy, Ravel o Stravinsky o en las complicadísmas partituras de Bartok por no hablar de los "modernos" de la Escuela de Viena. Un músico que ha ido modelando su lenguaje expresivo con el paso de los años, la experiencia y la madurez y que ha llegado a admirar a Mahler en obras de las que renegaba en su juventud a la par que perfeccionando una técnica de dirección ya de entrada maravillosa no podía resultar decepcionante con Bruckner.

Y creo que no me equivoqué, ya juzgarán, queridos amigos, tras la escucha.

El origen de este concierto especial de Boulez tiene lugar unos cuatro años atrás después de un concierto en Londres con la misma obra y orquesta, un concierto que fue un éxito total y que tuvo una acogida excepcional en la prensa y crítica especializada londinense. Algunas conversaciones, ideas iniciales, proyectos futuros se debatieron entre Boulez y el director artístico de los vieneses resultado de todo ello se acordó un bello objetivo: interpretar la Octava Sinfonía de Bruckner en San Florián en el año del centenario de su fallecimiento. Y el proyecto fue tomando forma hasta llegar a hacerse una realidad, bella e impresionante realidad. 


El concierto se registraría por la ORF, se filmaría por Euroart y se grabaría por la DG. Lugar, Iglesia de San Florián, cerca de Linz, el lugar de reposo de Bruckner y lugar donde por ejemplo dos de los más grandes directores brucknerianos habían dirigido, Jochum y Karajan. Se harían ensayos previos en Viena, se trasladarían todos a San Florián, se montaría y analizaría la bella pero delicada acústica de la iglesia y se ofrecerían dos conciertos el 21 y 22 de septiembre de 1996.


Los resultados sonoros son espectaculares con una grabación verdaderamente antológica en la que se aprecian con enorme nitidez todos los bloques musicales, los instrumentistas solistas, los pasajes densos, las partes de delicada armonía, los silencios y los fantásticos grupos musicales dispuestos por Bruckner en sus corales maravillosas. Grabación que elimina los sonidos inapropiados, los ecos y que permite además hacer una interpretación con un tempo y un ritmo nada forzado a la lentitud por tener que condicionarse a las condiciones acústicas. En definitiva, una grabación soberbia.


Y en cuanto a la interpretación debo reconocer que es sencillamente preciosa. Ya decía al inicio que tenía mis reparos pero cuando la escuchas esos iniciales reparos que puedes tener van desapareciendo y te rindes a la verdadera magia de Boulez, a su precisión sin exceso de análisis, a su entrega a la belleza del sonido bruckneriano, a su elaboración perfecta del edificio sonoro y al desarrollo realmente espectacular de la partitura. Una construcción enlazada de forma soberbia de las partes musicales de cada movimiento, una perfecta unidad conceptual de toda ella, una atención al detalle y significado de cada intervención solista realmente exquisita, un manejo de la masa orquesta depurado, una tímbrica deliciosa, un colorido instrumental realmente bellos y un flujo musical sabiamente manejado, sin altibajos, sin prisas y sin excesos de lentitud. Una interpretación que deja asombrado por su bellísima musicalidad, su enorme fuerza emocional, su belleza sonora al servicio de la belleza espiritual; una interpretación que les conmoverá de verdad y en la que podrán experimentar energía, vitalidad, calma, serenidad, impulso, fuerza, belleza, emoción y pasión.

Realmente una interpretación de la Octava Sinfonía de Bruckner de un altísimo nivel, maravilloso homenaje al compositor en el centenario de su fallecimiento y una muestra más de lo que es la Orquesta Fialrmónica de Viena: una orquesta excepcional, única, irrepetible y, cuando está en estado de gracia, insuperable. Realmente resulta un placer indescriptible escucharla.

Espero que disfruten de este disco realmente sorprendente y bello.

Merece la pena, no piensen en Boulez para que no les pase lo mismo que me ocurrió, que me dejé llevar por prejuicios sin haber dado la oportunidad previa de la escucha. Piensen en una música soberbia que va a ser recreada por un enorme músico con deseo de hacer todo lo bella que pueda la recreación de una partitura que va a dedicar al propio compositor. Y es que cuando la música se interpreta con profundidad, con convencimiento, con amor...jamás puede fallar.



Bruckner
Sinfonía nº 8
Pierre Boulez
Orquesta Filarmónica de Viena
Festival Bruckner de 1996
Grabación: San Florián, Chorherrenstift, 21 y 22 de septiembre de 1996
Versión mixta de 1887/90 en la Edición de  Robert Haas de 1939










jueves, 22 de noviembre de 2012

¡Feliz Día de Santa Cecilia! Fiesta. Gustavo Dudamel. Joven Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. 2008.


Queridos amigos hoy es el día de Santa Cecilia y para festejar un día como el de hoy, de tan señalado significado para todos los amantes de la Música, quisiera compartir con todos este hermoso disco del maestro Dudamel dirigiendo a su orquesta (excepcional orquesta y ejemplo que muchos países deberían seguir) la Joven Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.

Fiesta, un título muy apropiado, un contenido realmente hermoso, una verdadera fuente de alegría, belleza sonora, ritmo y melodía. Uno de los discos más bonitos que haya escuchado en los últimos años, del que he disfrutado muchísimo y del que disfruto más y más en cada ocasión que lo escucho.

Podría haber elegido otro, hay muchos, pero creo que este refleja a la perfección la fuerza, la vitalidad, la emoción, el placer, el ánimo que la Música puede llegar a producir y, si se me permite, creo que en estos tiempos tan delicados y duros vendría muy bien que se escuchara.

Felicidades a todos aquellos que disfrutan de este noble arte, de la forma y manera que sea, bien como profesionales o como aficionados, músicos o público, maestros o alumnos, mayores o chicos. Felicidades a todos y gracias a Ella por todo aquello que nos hace sentir.

¡Que lo disfruten! Es fantástico.

Santa Cecilia de Rafael


Fiesta

Gustavo Dudamel
Joven Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela

Grabación: Caracas, Centro de Acción Social por la Música, Sala Simón Bolívar, enero de 2008


Hermosísimo ejemplo de un trabajo excepcional.







martes, 20 de noviembre de 2012

Beethoven. Bruckner. Szell. Staatskapelle Dresden. Conciertos de Salzburgo. 1961. 1965.


Estimados amigos, permitidme que esta noche deje como entrada esta actualización particular. Corresponde a un doble disco maravilloso y excepcional que dejamos hace ya bastante tiempo, casi al inicio de la andadura de este espacio, las entradas merecen esta atención especial y no me gustaría que pasaran desapercibidas en el conjunto de actualizaciones diarias que no reflejo directamente en el día a día. Un poco más adelante actualizaremos las entradas correspondientes a las grabaciones de Sony.

Los conciertos celebrados en Salzburgo y que se reflejan en estos dos discos son absolutamente excepcionales, por la calidad musical de los mismos, la extraordinaria prestación de la orquesta de Dresde, la visión de Szell de las obras ofrecidas (obras trabajadas a menudo por el maestro y con una concepción muy clara y definida amén de su interpretación vital y enérgica) y la calidad sonora del testimonio.

Szell fue uno de los primeros directores de renombre mundial en volver a acudir a Salzburgo después de la II Guerra Mundial. Tras una aparición inicial en 1949 vuelve a acudir de manera regular a partir de la temporada de 1952 en que queda como uno de los directores permanentes del festival hasta el año 1969 asegurando cada temporada la presentación de conciertos sinfónicos regulares que fueron verdaderas maravillas y ocasiones especiales para el público. La elección del repertorio de Szell en estos conciertos básicamente se centró en los grandes compositores europeos familiares al público y a las orquestas europeas con las que participaba extendiendo esa preferencia a su Orquesta de Cleveland en la temporada  de 1967 en que participó con la misma. Esta elección no pudo ser más apropiada. Obras conocidas, estimadas y valoradas por el público y que eran parte del repertorio de las orquestas invitadas del festival o de la propia Filarmónica de Viena (ORTF, Concertgebouw, Dresde) con las que llegaba a trabajar de manera minuciosa nuevos detalles y matices, giros, recreaciones y precisiones para darles nueva vida según su propia experiencia "americana".


Es justo recordar que todo esto fue en gran parte posible por el empecinamiento de Karajan, con sus más o menos claras u obscuras intenciones, en hacer del festival no una exclusividad de la Filarmónica de Viena. Suyo es el mérito de tener un festival abierto a orquestas de prestigio, empezando por la Filarmónica de Berlín y continuando con las grandes formaciones europeas entre las que es de destacar la participación continuada de esa gran orquesta que es la Estatal de Dresde, orquesta maravillosa, de una sonoridad peculiar, finísima, precisa, de una técnica soberbia, matizada, preciosista, colorida, brillante y nítida.

Espero que disfruten de nuevo de estos dos maravillosos testimonios de una asociación peculiar, maravillosa, irrepetible y sublime en cuanto a los resultados.

Les dejo los enlaces a las entradas originales, por si tienen a bien leerlos, así como a los archivos. Creo que van a disfrutar de una música excepcional, maravillosamente recreadas, interpretadas con una energía y vitalidad que, aún reconociendo como propias de Szell, en estos dos conciertos se elevan a un nivel increíble y de una orquesta brillantísima, excepcional y entregada a las indicaciones e ideas particulares de un Szell en estado de gracia.




CD 1





Beethoven
Obertura Coriolan
Concierto para piano y orquesta No. 5, Emperador
Sinfonía No. 5

George Szell
Staatskapelle Dresden
Nikita Magaloff, piano

Grabación
Grosses Festspielehaus de Salzburgo
6 de Agosto de 1961




CD 2






Beethoven Obertura Egmont
Bruckner Sinfonía nº 3

George Szell
Staatskapelle Dresden

Grabación
Grosses Festspielhaus de Salzburgo
2 de agosto de 1965











domingo, 18 de noviembre de 2012

Beethoven. Sinfonía nº 1. Brahms. Sinfonía nº 1. Beethoven. Obertura Leonore III. Furtwängler. Orquesta del Concertgebouw. 1950.


Queridos amigos dejamos esta noche un precioso disco para saborear con tranquilidad y recrearse en su contenido. 

El disco recoge el concierto ofrecido por Furtwängler con ocasión del Festival de Holanda del año 1950 y grabado el 13 de julio de 1950. Su contenido es realmente atractivo. Una Primera Sinfonía de Beethoven maravillosa acompañada de una enérgica e intensa Obertura Leonore III y una Primera Sinfonía de Brahms realmente bellísima. Su calidad sonora maravillosa (62 años ya de la toma, una maravilla).

Furtwängler dirigió a la Orquesta del Concertgebouw en tan sólo tres ocasiones. Una primera en el año 1923 y una segunda en el año 1950. En esta segunda ocasión se repetiría en dos días el mismo programa, en la sala de la Concertgebouw y en la Kursaal de Scheveningen. En total tres conciertos. Este año de 1950 podríamos añadir que fue uno de los más activos en la carrera de posguerra del maestro con numerosos estrenos mundiales, giras y participaciones en festivales entre los que está este de Holanda.

El disco es verdaderamente genial. La Primera Sinfonía de Beethoven tiene una energía, una vitalidad, una sonoridad clásica y una construcción realmente maravillosa al igual que la portentosa recreación de la Obertura Leonore III. Es mágica la forma del maestro de realizar el trazo musical de la obra, de remarcar sus acentos, de extraer sus bellos matices sonoros todo ello sin perder de vista la enérgica vitalidad y la maravillosa construcción clásica de la misma. 


En la Sinfonía nº 1 de Brahms nos encontramos con el mejor Furtwängler. Ese músico extraordinario capaz de conmover en lo más profundo, capaz de presentar las más pequeñas sutilezas de la partitura en modo claro y realmente revelador. Un Furtwängler que ama esta obra nos ofrece un recorrido realmente sorprendente por la misma jugando sabiamente con los tiempos y sus posibilidades, con el color y el ritmo. Ofreciendo un Brahms que sin dejar de ser complejo se presenta de una forma tan sencilla como realmente nítida, un Brahms bellísimo, con juegos instrumentales soberbios, con temática sabiamente elaborada y presentada. 


El maestro sabe aprovechar las virtudes de la excepcional Orquesta del Concertgebouw y saca de ella sus mejores virtudes. Su colorido sin par, su juego en bloque realmente sorprendente, sus maravillosas maderas, la precisión y belleza de sus cuerdas. Realiza una interpretación viva, animada por una invisible fuerza poderosa que anima todo su devenir. Y en todo su desarrollo no deja de presentarnos al Brahms poderoso y a la vez de extrema sensibilidad y delicadeza, un Brahms apasionado e intenso sin llegar a extremos catastróficos pero si de enorme intensidad y profundidad emocional claramente puesta de manifiesto en el devenir del desarrollo de la obra, enorme y amplia obra, con esa maravillosa conversión entre la tristeza inicial y la radiante explosión de felicidad del final. 


Un disco verdaderamente bonito para disfrutar con tranquilidad. No es necesario establecer comparaciones con otras interpretaciones del propio maestro seguramente más intensas o perfectas, es simplemente necesario dejarse llevar por su concepción de estas obras, de apreciar su belleza y de gozar de sus matices.

Espero que les guste. Furtwängler, Beethoven y Brahms siempre forman una combinación perfecta para el placer musical.

Beethoven
Sinfonía nº 1

Brahms
Sinfonía nº 1

Wilhelm Furtwängler
Concertgebouw Orchestra Amsterdam

Grabaciones, Sala de la Concertgebouw Orchestra, 13 de julio de 1950







Complemento de la entrada con el segundo CD. Disco FURT 1013.

Beethoven

Obertura Leonore III
Concertgebouw Orchestra, 13 de julio de 1950

Cavatina del Cuarteto de Cuerdas nº 13 op. 130
OF de Berlín, 15 de octubre de 1940

Brahms

Variaciones Haydn
OF de Viena, 18 al 23 de diciembre de 1943, Musikvereinssaal, Viena
Tomas finales y alternativas

Sinfonía nº 1
Final antes y después del reprocesado










Nielsen. Sinfonías nº 5 y nº 4 "Lo Inextinguible". Dudamel. Gothenburg Symphony Orchestra. 2008. 2009.


Queridos amigos, completamos hoy la entrega de este estuche de Gustavo Dudamel al frente de la Gothenburg Symphony Orchestra con el disco dedicado al compositor danés, Carl Nielsen.

Nielsen nació en Sortelung, pueblo cercano a Odense, Dinamarca. Estudió violín y piano y aprendió a tocar diversos instrumentos de viento por su trabajo en una banda militar de Odense. Posteriormente estudió violín y teoría de la música en el conservatorio de Copenhague lugar en el que a partir de 1915 trabajó como profesor hasta su fallecimiento (fue nombrado director del mismo en 1931 cargo que prácticamente no desarrolló debido a su fallecimiento). No dejó de tocar el violín en la Orquesta del Teatro Real de Copenhague, en la que ingresó en 1889, hasta 1905 fecha en la que encontró editor para su composiciones y fue también Director Titular de dicha orquesta a partir del año 1908.

La experiencia de Nielsen en la orquesta le permitió familiarizarse con los nuevos lenguajes musicales y conocer ampliamente el repertorio musical siendo importantísimo para su desarrollo el conocimiento de las obras de Wagner. Precisamente de él toma sus primeras ideas para el desarrollo compositivo de sus propias obras con importante acento en las tonalidades y los ritmos armónicos. Otra influencia de gran importancia para Nielsen fue Brahms del que toma el ejemplo para el manejo global de la forma sinfónica, el conocimiento y estudio de las variaciones y metamorfosis temáticas y el desarrollo por la variación. Todas estas influencias iniciales Nielsen las irá adaptando y desarrollando a sus propios conceptos e ideas musicales hasta lograr un lenguaje propio muy bien definido.


Nielsen es autor de seis sinfonías que con el transcurso del tiempo han ido ganando en popularidad, comprensión y aceptación. A modo de resumen son:

  • Sinfonía nº 1 en sol menor: es la primera composición de Nielsen mostrando ya algunos rasgos de individualidad propia. Obra de Nielsen que no lleva subtítulo.
  • Sinfonía nº 2 Los Cuatro Temperamentos: inspirada por un cuadro que Nielsen vio en una taberna, desarrolla esta composición sobre los cuatro temperamentos (colérico, melancólico, flemático y sanguíneo) con cuatro movimientos cada uno dedicado a un temperamento.
  • Sinfonía nº 3 Expansiva: el segundo movimiento contiene solos para soprano y tenor que pueden ser interpretados alternativamente por el clarinete y el trombón. Excepcional obra que muestra la habilidad de Nielsen para desarrollar variaciones temáticas con un añadido de desarrollo melódico y rítmico a modo de elemento en expansión incesante.
  • Sinfonía nº 4 Lo Inextinguible: quizá la más conocida de Nielsen y la más dramática de todas.
  • Sinfonía nº 5: es la segunda sinfonía de Nielsen que no tiene subtítulo. Utiliza la percusión de un modo sin precedentes.
  • Sinfonía nº 6 Semplice: no es tan dramática como las anteriores y en algunos puntos suena extraña. En algunos movimientos el uso de los instrumentos de la plantilla orquesta es muy reducido.





La Sinfonía nº 5 de Nielsen fue compuesta entre 1920 y 1922 y tuvo su primera representación el 24 de enero de 1922 en la Sociedad Musical Musikforening de Copenhague bajo la dirección del propio compositor. Elaborada en dos movimientos su fuerza y su particularidad radica fundamentalmente en el desarrollo progresivo de un lenguaje musical moderno de contraste y oposición temática. Con enorme habilidad contrapuntística, Nielsen consigue enlazar amplios bloques sonoros logrando un efecto verdaderamente atractivo e incluso en muchos momentos verdaderamente sorprendentes llegando incluso a establecer un ambiente sonoro turbador. Sus frases musicales están dispuestas en amplios bloques sonoros, en cierto modo a la manera de Bruckner, con un estilo casi coral, amplio y poderoso. La obra está marcada por las sorpresas, las maravillosas contraposiciones intrumentales, la imprevisibilidad de su evolución, el marcado ritmo obstinado salpicado de elementos disonantes en las cuerdas, maderas, metales y percusión elementos que son hábilmente puestos en una bella confrontación. Los bellísimos pasajes de las cuerdas constituyen uno de los puntos más impresionantes de la obra. Escritos con una genial habilidad melódica se exponen y desaparecen mágicamente en el devenir del desarrollo musical y son contrapuestos a los finos matices añadidos por las maderas y la percusión. 

Hay interpretaciones muy variadas del sentido no musical de la obra y muchos expertos coinciden en afirmar que se deja revelar parte de la angustia y de la vivencia de Nielsen a consecuencia de la Primera Guerra Mundial, como una lucha y contraposición entre el bien y el mal, entre las fuerzas poderosas del mal y el valor persistente del bien. 

Independientemente de todo ello la obra cierto es que resulta impactante a la primera escucha sorprendiendo por sus muchos cambios rítmicos, de color, de energía; por sus combinaciones instrumentales y la forma en que son contrapuestas y por su bellísimo fondo melódico y sonoridad cautivadora. La obra no tuvo una buena acogida global y en el mercado de las grabaciones tampoco tuvo mucho éxito. Hasta 1950 no hay registro en vivo y su popularidad internacional no se alcanzó hasta el soberbio registro de Leonard Bernstein con la Filarmónica de New York de 1962.


La Sinfonía nº 4 "Lo Inextinguible" fue terminado en 1916 teniendo como telón de fondo la Primera Guerra Mundial y constituyéndose en una de las más dramáticas que escribió Nielsen destacando en ella la genial lucha de dos conjuntos de timbales. Obra que en cierta manera intenta expresar aquello que la música, y quizá sólo la música, es capaz de hacer: la voluntad de vivir, la vida como la música es algo finalmente inextinguible. Se estrenó el 1 de febrero de 1916 en la Sociedad Musical Musikforening de Copenhague.

En la obra diversos elementos temáticos son puestos en confrontación, lucha permanente entre ellos, lucha con la única aspiración de tener una salida, una liberación positiva, un paso de la tiniebla a la luz. Es de destacar en ella el magnífico juego de las partes de cuerda y de las maderas amén del excepcional y sorprendente juego final de los timbales. 

Maravilloso el contraste entre el lirismo encantador del clarinete del primer movimiento con la energía a veces casi brutal de las cuerdas en bloque salpicadas de toques violentos de las maderas; en su conjunto se elabora un movimiento pleno de energía y agitación anímica casi febril. 

En el segundo movimiento es destacable el bellísimo tono rítmico y danzante del mismo con una instrumentación escasa en intensidad y de nuevo el precioso juego de los instrumentos de madera y las cuerdas agudas de los violines. 

Su tercer movimiento se aparece como un bellísimo Adagio inicialmente explosivo en los violines y con un desarrollo en las cuerdas realmente intenso y amenazante salpicado de entradas irregularmente expuestas de los contrabajos que finalmente se va aplacando con el bellísimo oboe en un juego precioso con las cuerdas. 

Su último movimiento retoma la energía intensa y dramática del primero con una gran energía rítmica que se constituye de nuevo en la impulsora musical y en la fuerza motriz del movimiento. En este final de la obra aparece el precioso e intenso juego de enfrentamiento entre los timbales, uno colocado en su posición habitual y otro delante de los violines principales, enfrentamiento poderoso, sorprendente en sus cambios de tonalidades y en su efecto amenazador y que rompe todo desarrollo melódico del movimiento con sus disonancias y su energía hasta su final, un final apoteósico en que se alza un himno poderoso que se impone al efecto de los timbales retomando parte del tema maravilloso, en los clarinetes, del primer movimiento a modo de un enorme e impactante triunfo final de la inacabable vida.

Una obra realmente emotiva, intensa, bonita y diferente.

La interpretación de Dudamel y la Gothenburg Symphony Orchestra es realmente maravillosa. De los tres discos que componen el estuche es quizá el más conseguido. 


Algo debe tener que ver en ello la relación estrecha de la orquesta con la música y la persona del compositor. Stenhammar (Director Artístico y Principal de la Gothenburg Symphony Orchestra entre 1906 y 1922) invitó en varias ocasiones a Nielsen a dirigir sus propias composiciones con su orquesta. La Sinfonía nº 4 fue presentada en Gotemburgo por Nielsen sólo dos años después de su estreno, el 5 de abril de 1918. El 8 de marzo de 1922 Nielsen presentó en la ciudad su Quinta Sinfonía. Ambos músicos fueron amigos íntimos y compartieron muchos debates sobre composición, orquestación y dirección. Nielsen llegó a ser Director Adjunto de la Sinfónica en algunos periodos en los que el maestro Stenhammar necesitaba tiempo para la composición. Nielsen ocupó este puesto entre 1918 y 1922 trabajando con la orquesta en esas temporadas durante varias semanas llegando a dirigir un total de 48 conciertos con la Sinfónica de Gotemburgo. 

La interpretación está cargada de energía, vitalidad y frescura amén de una precisión orquestal realmente admirable, un ritmo y un colorido sensacionales, una fantástica recreación de los instrumentistas solistas y una gran alegría interpretativa llena de frescura, matices, ritmo, contraste y belleza sonora. Hay convencimiento en la validez de las obras y se transmite en la grabación. Dudamel y sus músicos logran entusiasmar con una música que no es fácil de interpretar y que realmente cuesta aceptar a la primera audición. Creo que sinceramente el reto está logrado con nota.

Un bellísimo disco del maestro Dudamel y una preciosa interpretación de la música siempre estimulante de Nielsen. Espero que lo disfruten.



Carl Nielsen
Sinfonía nº 5
Sinfonía nº 4 "Lo Inextinguible"
Gustavo Dudamel
Gothenburg Symphony Orchestra
Grabaciones: Konserthuset, Göteborg, Sweden, nº 5, febrero de 2008 y nº 4, septiembre de 2009








Actualizamos parte del contenido según los comentarios del amigo Yorchi: "El subtítulo correcto de la 4ª sinfonía es "Lo inextinguible". Tal como indican las notas de algunas grabaciones, el subtítulo "Det Uudslukkelige", en danés, es un sustantivo neutro que se refiere a "aquello que es inextinguible" (una alegoría a la vida), no a la propia sinfonía."