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sábado, 8 de febrero de 2014

Conciertos para Violín de Beethoven y Sibelius. Walter. Francescatti. OS Columbia. Ormandy. D. Oistrakh. Philadelphia Orchestra. 1961. 1959. Grieg. Schumann. Conciertos para Piano. Eugene Ormandy. Philadelphia Orchestra. Philippe Entremont, (Grieg). Rudolf Serkin, (Schumann). 1958. 1964. Dvorák. Concierto para Violín. Concierto para Violonchelo. Eugene Ormandy. Philadelphia Orchestra. Isaac Stern, violín; Leonard Rose, chelo. 1965. 1963.


Queridos amigos, dejamos esta noche la actualización de un maravilloso conjunto de discos previamente comentados en este espacio y que merecían la correspondiente renovación.

Un conjunto de obras orquestales variadas de diversos compositores, orquestas, directores e intérpretes.

Creo que disfrutarán muchísimo de ellos. Con los excepcionales Conciertos para Violín de Beethoven y Sibelius; con esos dos formidables conciertos de Dvorák y por supuesto de los hermosísimos conciertos de Grieg y de Schumann. Todos ellos en verdaderas obras maestras de la interpretación, en una época dorada de las grabaciones en los EEUU donde se reunían los más variados e indescriptibles intérpretes de la época. Una época gloriosa de la grabación sonora de la CBS irrepetible.

Grabaciones de gran calidad técnica y de aún mayor calidad interpretativa. Maravillosos discos, la verdad.










Contenido:

Beethoven
Violin Concerto in D major, Op. 61
Columbia Symphony Orchestra
Zino Francescatti 
Bruno Walter 
Grabación, 23 al 26 de enero de 1961, Hollywood, Legion Hall

Jean Sibelius 
Violin Concerto in D minor, Op. 47 
Philadelphia Orchestra 
David Oistrakh 
Eugene Ormandy 
Grabación, 21 de diciembre de 1959

Grieg, Schumann, Conciertos para Piano
Eugene Ormandy
Philadelphia Orchestra
Philippe Entremont, piano (Grieg)
Rudolf Serkin, piano, (Schumann)
Gabaciones:
Grieg, Broadwood Hotel, Philadelphia, 1 de febrero de 1958
Schumann, Town Hall, Philadelphia, 17 de marzo de 1964, Concierto y 16 de marzo de 1964, Konzertstück op.92

Dvorák
Conciertos para Violín* y Violonchelo**
Eugene Ormandy
Philadelphia Orchestra
Isaac Stern, violín
Leonard Rose, violonchelo
Grabaciones: 22 de marzo de 1965* y  24 de noviembre de 1963**

martes, 4 de febrero de 2014

Stravinsky. Petrushka. La Consagración. Monteux. Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París. Julius Katchen, piano. 1956.


Mis queridos amigos, esta noche me apetecía escuchar algo de música de Stravinski. Ciertamente lo hago casi siempre sobre sus grandes composiciones de ballets, las dos representadas en este hermoso disco y The Firebird.

Había escuchado hace un par de días las tres obras en las formidables recreaciones de Leonard Bernstein con la Filarmónica de New York y en el día de ayer el presente CD de Pierre Monteux. Ambos intérpretes nos dejan aproximaciones de una belleza sobrecogedora pero hoy me decanté por dejar el disco de Monteux. Varias razones. La primera es un disco realmente bellísimo, preciosista, colorista, pictórico, sugerente. La segunda, de Monteux, un enorme maestro del que no tengo abundante discografía, habíamos dejado en Sentidos pocos testimonios. Las interpretaciones de Bernstein y de Boulez esperarán un poquito y podremos dar el merecido valor a este disco del maestro francés.

He escuchado, aunque no lo poseo, un disco con la Sinfónica de Boston que me resultó realmente soberbio. Este con los músicos de la orquesta parisina no le va a la zaga pero nos presenta la música de Stravinsky en tarro de esencia pura, como si se hubiera conservado la música desde su primera recreación hasta la fecha de la grabación en un baño de aceite que la preserva de novedades, modificaciones estilísticas y manías de la edad. Hay una fidelidad enorme a la esencia de las primeras interpretaciones como queriendo remarcar el valor de lo que aquellas supusieron.

Monteux aprovechando la belleza particular de la orquesta francesa nos devuelve un Stravinsky totalmente original, vivo, vitalista, luminoso; en ocasiones teatral y en ocasiones violento pero siempre luminoso, clarificado y genialmente expuesto, con detalles incesantes en su devenir, juegos maravillosos de sonoridades y ritmos impresionantes.


Quizá la orquesta francesa no alcance el nivel de la americana pero su disposicion instrumental, su tímbrica, su tradición, su esencia, se deja vislumbrar bajo las preciosas notas stravinskianas. Una verdadera delicia, un logro monumental de un maestro que estrenó ambas obras y que pudo vivir el éxito de Petrushka y aguantó el temporal con la Consagración. Obras que permanecieron unidas por siempre a Monteux, que las trató siempre con el mayor de los respetos y que las recreó siempre tras minucioso trabajo de preparación previo. 

Sonido realmente bueno, con encanto, que nos permitirá saborear dos piezas ya universales del repertorio sinfónico algo que le debemos en una parte muy importante al amor que por ellas sentía el maestro parisino.

Espero que disfruten de esta maravillosa y siempre sorprendente música de Stravinsky en unas interpretaciones de rancio sabor, de pulcritud extrema, de claridad y de expresividad manifiesta.


Stravinsky
Petrushka (1911)*
La Consagración

Pierre Monteux 
Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París
Julius Katchen, piano*

Grabaciones:
Petrushka (1911), La Consagración, París, Salle Wagram, 6-7 y 9-10 de noviembre de 1956

PD: para Petrushka en el disco se indica 1957 y para La Consagración en alguna discografía se indica diciembre de 1954. De la discografía consultada la más real me parece la que les dejo, pero si alguien conoce on exactitud las fechas se agradecería.








domingo, 2 de febrero de 2014

Para un Amigo. En Memoria de un Ser querido. Berlioz. Grande Messe des Morts. Mitropoulos. Orquesta Filarmónica de Viena. 1956.


Sirva esta entrada para mostrar mi afecto a un buen amigo en un momento de pérdida de un ser querido. 

Otro Réquiem pudiera haber sido totalmente apropiado pero he preferido la libertad musical y espiritual del de Berlioz, su monumentalidad, profundidad y teatralidad por ser destinado a quien es. 

Descanse en paz el ser querido.

Querido amigo espero que puedas apreciar en estas impresionantes notas un algo más de impulso, fortaleza y profunda serenidad. Nada mejor puede transmitir esta hermosa música que en su enorme magnitud lleva la calma en su juego sencillo de voces e instrumentos, en su intención y en su pulsación.

Espero que disfruten de una interpretación inmensa, colosal, impresionante, magistral. Un Mitropoulos que dedicó este concierto a la memoria de otro grande como él, al maestro Furtwängler, a su admirado Furtwängler; que en su honor hizo levantar al público de sus asientos antes del inicio del concierto como muestra de respeto hacia él; un Mitropoulos que hizo temblar los cimientos de la serena Salzburgo un 15 de agosto de 1956 dirigiendo a una increíble Orquesta Filarmónica de Viena, integrada esta ocasión por todos sus efectivos, y a un Coro de la Ópera Estatal de Viena soberbio en su prestación y en su preciosa recreación del sentido de las palabras.

Excepcional combinación de sabiduría, técnica y pasión en las manos de un genio de la dirección, que conduce con el alma y que logra producir una música que no sólo suena como algo gigantesco sino que transmite serena pasión y nos la muestra revelada e intencionadamente trascendente.

Mágico tuvo que ser el momento y la escucha de esta bellísima música en ese entorno tan especial de la Felsenreitchule de Salzburgo.



Berlioz
Grande Messe des Morts
Dimitri Mitropoulos
Orquesta Filarmónica de Viena
Leopold Simoneau, tenor
Coro de la Ópera Estatal de Viena
Grabación ORF del Festival de Salzburgo de 1956, Felsenreitschule, 15 de agosto de 1956
Concierto dedicado a la Memoria de Wilhelm Furtwängler

Nota

El Requiem de Berlioz fue escrito en memoria del general asesinado Edouard Mortier (1768 - 1835) y estrenado por François Antoine Habeneck el 5 de diciembre de 1837 en la Iglesia de San Luis de los Inválidos, durante el funeral de Charles-Marie Denys de Damrémont, general francés muerto en Argelia.









viernes, 31 de enero de 2014

¡Felicidades querido Schubert! El triunfo de la Exquisitez y la Sensibilidad. Sonatas para Violín y Piano. Gidon Kremer,violín. Oleg Maisenberg, piano. 1991.


Mis queridos amigos, hoy una entrada muy breve pero de profundo significado. Felicitamos al maestro Schubert, maestro por encima de todo de la exquisitez, el buen gusto y la sensibilidad. Maestro de los sueños dormidos en lo más profundo de nuestro corazón y en muchas ocasiones de nuestro ser inconsciente. Dueño de la más absoluta virtud de la emoción y el sentimiento y capaz de remover el mismo de una forma tan sencilla como sorprendente.

Y la felicitación no puede ser más bella y simple que con este delicioso e increíble disco dedicado a las Sonatinas o Sonatas para Violín y Piano, dos instrumentos que parecen estar hechos el uno para el otro, como dos almas errantes que se unen de la mano del profundo misterio de la aparente sinrazón de la vida. Y digo sólo aparente pues tocadas por la magia de alguien superior los une en un estrecho y precioso juego de esperanza, belleza, armonía, delicadeza y sincera transparencia desde donde se iniciará un bellísimo y sentido recorrido hacia la mayor de las felicidades posibles: la vida serena, reposada y en armonía. Una transparencia que nos permite disfrutar de todos los preciosos detalles asignados por Schubert a su música: la ligereza sonora, el clasicismo lírico, la angustia vital, la tragedia poderosa, el dramatismo conmovedor, la encantadora melodía musical.  Un verdadero festín sonoro pleno de hermosa música y belleza espiritual no sin dejar de lado la necesidad, imperiosa, de un dominio técnico en ambas partes y más aún que dominio, afirmaría que creencia en el valor enorme de cada parte y del total de esta música mágicamente unida.


Felicidades de corazón maestro Schubert. Hace usted posible aquello que nadie puede soñar o bien no se atreve a ello. Su refinado gusto, su exquisito lirismo, su intensa pasión nos lleva a creer en la bondad y hermosura de la vida, tal cual es. Sin miedos, eliminando barreras o prejuicios.

Su habilidad, su magia como compositor es y será siempre fuente permanente de paz y serenidad para todos aquellos que en un momento u otro necesitan confortarse y creer en la imposible. Y eso, lo imposible, usted lo hace realidad, de manera sencilla, sin estridencias, con suavidad y con esa magia que le caracteriza. Gracias por todo ello, gracias por hacernos ver con un poquito de corazón la rutina de la vida.

Queridos amigos disfruten de tres obras realmente increíbles, bellas como pocas, reparadoras de cualquier herida del alma o corazón. Obras que de la mano de estos dos maravillosos músicos que son Kremer y Maisenberg llegan a producir verdadero y profundo placer, un placer que inunda nuestros sentidos y los hace rebosar de felicidad. 

Gracias maestro Schubert, de nuevo gracias, por permitir hoy que le felicitemos dejando reposar una rosa de pasión en la tersa dureza de la cuerda del violín para que la suave pulsación del piano la haga más apasionada y preciosa que nunca.




Schubert
Sonatas para Violín y Piano
Gidon Kremer,violín
Oleg Maisenberg, piano
Grabación 6 al 9 de agosto de 1991; Iglesia de San Konrad, Abersee








lunes, 27 de enero de 2014

Mozart. Cumpleaños de un Genio. Mozart. Conciertos para Trompa. Quinteto para Piano e Instrumentos de Viento. Karajan. Dennis Brain. Philharmonia Orchestra. Dennis Brain Wind Ensemble. 1953. 1954.


Mis queridos amigos nada mejor que iniciar el día de hoy con esta sentida y merecida entrada dedicada a festejar el nacimiento de uno de los mayores genios de toda la historia de la música. Mozart, el sublime músico que ha logrado llenar el corazón y el alma de todo aquel que haya escuchado su música, una música llena de belleza, muchas otras cosas más desde luego, pero fundamentalmente belleza.

Hace unos días mi querido amigo Quinoff en su excelente blog (de recomendada visita mis queridos amigos) publicaba una entrada con unas sinfonías de Mozart en la que un comentario me pareció absoluta y definitivamente cierto: "Una de las reflexiones más concisas e iluminadoras acerca del genial compositor (Mozart) se la debo a mi amigo Carlos Sala: Mozart es belleza, me dijo, y la auténtica belleza no es siempre fácil de captar."

Y cierto es, Mozart es ante todo expresión de belleza. Tendrá todas las habilidades y requisitos técnicos en sus composiciones para pasar a ser uno de los grandes de toda la historia, pero además tiene ese algo especial que hace su música mágica. Tiene encanto y belleza. Y esa belleza siempre está ahí, esperando que la descubras, una y otra vez, con cada escucha que hagas de su música siempre aparece ese detalle, esa chispa, ese momento mágico que te conmueve hasta lo más hondo. Pocos músicos tienen esa capacidad de una manera tan clara y constante en su obra, Tchaikovsky, Beethoven, Haydn...y alguno más. 

Mozart es sencillez, limpieza, melodía, iluminación, armonía, esplendor, naturalidad, emoción, chispa, vida, ilusión, alegría y conmoción. Cualquier detalle de su música nos puede despertar en un momento dado una emoción de la que ni siquiera teníamos conocimiento pudiéramos tener. Esa es su chispa y su magia. Hacer que nuestro corazón, nuestra alma y nuestra vida sea un poquito más bonita.

Y queridos amigos, lo consigue.

En el disco que hoy dejamos podrán apreciar todo ello. No son las composiciones más conocidas e interpretadas del maestro pero son de una sencilla belleza y luminosidad que no dejan indiferente. 

El registro es una verdadera joya, un registro histórico de EMI (originalmente un vinilo Columbia) que permanentemente está en su catálogo. Un registro que nos muestra al genial trompa Dennis Brain, tristemente fallecido en edad demasiado joven, junto a una excepcional Philharmonia Orchestra de la mano, una mano deliciosa y sutil, de Karajan. Un registro lleno de vitalidad, de sutilezas, de perfecta conjunción y armonía; pleno de detalles en la orquesta que aumentan aún más el valor del precioso sonido y exquisita interpretación de Brain (qué bello sonido, qué facilidad al interpretar, qué integración tan perfecta en la sonoridad global del conjunto orquestal; maravilloso Brain).



Los Conciertos para Trompa de Mozart son parte principal del repertorio de los intérpretes profesionales del instrumento. Fueron escritos para su amigo desde la infancia Ignaz Leutgeb hábil intérprete de la trompa natural de la época. 

A modo de resumen de estos conciertos:

Concierto para Trompa nº 1, re mayor, KV 412 (1791) (Orquesta, 2 oboes, 2 fagotes y cuerdas).
Concierto para Trompa nº 2, mi bemol mayor, KV 417 (1783) (Orquesta, 2 trompas, 2 oboes y cuerdas).
Concierto para Trompa nº 3, mi bemol mayor, KV 447 (1787) (Orquesta, 2 clarinetes, 2 fagotes y cuerdas).
Concierto para Trompa nº 4, mi bemol mayor, KV 495 (1786) (Orquesta, 2 trompas, 2 oboes y cuerdas).


El Concierto nº 1 parece ser el último en orden de composición y muestra una mayor sencillez posiblemente para adaptarse a las capacidades ya algo mermadas de Ignaz (sobre los 60 años) en esa época y muy posiblemente finalizado por Süssmayr para un concierto del solista en 1792.

El Concierto nº 2 es un concierto sin inclusión de fagot y con trompas de ripieno (trompas en la orquesta aparte de los solistas). Un concierto enorme, fresco, profundamente bello.

El Concierto nº 3 se indica fue compuesto para Ignaz a modo de "regalo" no llegando Mozart a hacerlo parte de sus obras de mérito (no lo incluyó en su propio catálogo de obras). Es sin embargo de una luminosidad y belleza asombrosas.

El Concierto nº 4 es el segundo de los conciertos para trompa con la adición de trompas de ripieno. Un concierto de enorme dinamismo, luminosidad y gracia.

Detalle curioso a reseñar es la existencia en las partituras originales de numerosas indicaciones textuales o de colores (Cuarto Concierto) cuyas referencias en parte parecen ir dedicadas al destinatario de la obra y otras no tienen una explicación muy uniforme o consensuada... ¡ay querido Mozart!

El Quinteto para Instrumentos de Viento y Piano KV 452 fue terminado por Mozart el 30 de marzo de 1784 y estrenado dos días más tarde en el Teatro Nacional Real e Imperial de la Corte de Viena. Es una obra absolutamente encantadora, una verdadera maravilla tanto en lo que es su compacidad e integración instrumental como en lo melódico y en la belleza de los pasajes solistas de cada instrumento. Para el propio Mozart era una de sus mayores cumbres compositivas. Es una obra escrita para piano, oboe, clarinete, trompa y fagot todos y cada uno de los cuales está fantásticamente atendido por la chispa compositiva y melódica de nuestro querido maestro.

De forma global podemos resumir la composición en un primer movimiento en forma de ágil y ligero Allegro con temas que pasan de un instrumento a otro, casi siempre el piano introduciendo el tema y, seguidamente, acompañando al oboe, clarinete, trompa y fagot mientras estos interpretan preciosas variaciones de dicho tema; un segundo movimiento Larghetto de una suave y ligera belleza, delicado y realmente agradable y un tercer movimiento Allegretto a modo de rondó brillante, encantador y melodioso.

La interpretación a cargo del Dennis Brain Wind Ensemble acompañados al piano por Colin Horsley es realmente deslumbrante.

Espero que disfruten de estas preciosas obras del genio Mozart. Realmente bellísimas, dignas de paladear y como indicaba al inicio: pura belleza.

Una música que llena tu corazón de alegría, luz y sentida emoción. Las mismas sensaciones que espero puedan tener al escucharla y las mismas que experimenté al estar bajo su figura en un anochecer precioso de despejado cielo en el que nada más y nada menos fue la primera impresión que recibí de la ciudad.



Gracias Mozart. De corazón ¡muchísimas felicidades!


Mozart
Conciertos para Trompa
Quinteto para Piano e Instrumentos de Viento
Herbert von Karajan
Dennis Brain
Philharmonia Orchestra
Dennis Brain Wind Ensemble (Leonard Brain, Oboe; Stephen Waters, Clarinete; Cecil James, Fagot; Dennis Brain, Trompa) y Colin  Horsley, piano

Grabaciones:
Conciertos para Trompa
12, 13 y 23 de noviembre de 1953, Kingsway Hall, Londres. 
Quinteto para Piano y Viento
19 y 23 de mayo de 1954, Abbey Road nº 1 Studio