Queridos amigos, esta tarde dejamos un precioso disco dedicado a la música de Schoenberg grabada por el maestro Boulez. Un disco totalmente contrapuesto al dejado en la anterior entrada de Dvorák aunque en el fondo lo que importa son las sensaciones que la música te produzca y en este caso son variadas e intensas.
No soy un experto en música y ni mucho menos en la música digamos "moderna". Si entramos en el campo de la Segunda Escuela de Viena, el Dodecafonismo o el Serialismo ya no les puedo decir nada que sea mínimamente cierto desde el punto de vista teórico-musical. Pero es cierto que esta música, la de Schoenberg, Berg o Webern siempre ha tenido un espacio en mis gustos. Un espacio que si bien es pequeño (me cuesta horrores entender o mejor dicho seguir mucha de esta música) es fecundo en cuanto a las sensaciones que me hace vivir siendo además mucho el cariño que le tengo. En este espacio entran algunas piezas de los citados autores, pocas desde llego, que siempre en algún momento u otro me siento capaz de escuchar y cuando lo hago recibo como compensación una enorme placer auditivo y emocional.
Este disco es un ejemplo de los que están en ese espacio. Fundamentalmente por la pieza que constituye su eje principal, Verklärte Nacht Op. 4 en esta ocasión en su versión para Sexteto de Cuerdas, una obra que siempre me ha maravillado quizá por ser una de las más asequibles al oído del aficionado común.
Arnold Schoenberg representa una de las grandes revoluciones estéticas del siglo XX. En sus inicios le interesaba mantenerse dentro de una tradición cultural ya arraigada, apoyarse en algo conocido y seguro, antes de dar el salto al vacío, abandonar definitivamente la tradición (tonalidad) y empezar a romper moldes con los sistemas musicales imperantes.
Profundamente influido por la corriente wagneriana que impregnó el fin del siglo y cuyo cromatismo llevaría al extremo hasta finalmente desintegrar el sistema, también sentía cercana la influencia de las obras de Brahms, Mahler, Bruckner, Wolf, Bach o incluso Mozart. Las primeras composiciones de Schoenberg se sitúan en el posromanticismo con las características propias de esta época: una orquestación recargada y densa con composiciones que toman elementos de otros géneros artísticos, como la literatura (el sexteto de cuerda La Noche Transfigurada, el ciclo de canciones Gurre Lieder o el poema sinfónico Pelleas y Melisande).
En el caso de la bellísima Noche Transfigurada de 1899, Schoenberg intenta abrir la obra programática, siempre asociada a la gran orquesta, al campo de la música de cámara. Basada en un poema de Richard Dehmel (a su vez basado en un episodio autobiográfico, que alude a su enlace con Ida Auerbach, a quien conoció cuando ella ya se estaba embarazada de un niño de su marido, el Cónsul Auerbach) también está influenciada por la floreciente relación del compositor con Mathilde Zemlinsky su futura primera esposa y hermana de Alexander von Zemlinsky (quizá el único maestro como tal de Schoenberg).
Richard Dehmel
Arnold Schoenberg y Mathilde Zemlinsky
La obra fue estrenada el 18 de marzo de 1902 en la Sociedad Musical Vienesa (Musikverein/Kleiner Saal o Brahms-Saal) por el Cuarteto Rosé, junto a los músicos invitados Franz Jelinek y Franz Schmidt. Arnold Rosé y Albert Bachrich tocaron los violines, Anton Ruzitska y Franz Jelinek las violas, y Friedrich Buxbaum y Franz Schmidt los chelos. No se puede decir que la obra tuviera éxito ciertamente o al menos sí decir que causó extrañeza, sorpresa y polémica por la combinación de la dificultad musical inherente a la obra con ese cromatismo extremo y por el contenido sexual/social del poema musicado.
Puede considerarse como un intento del compositor de crear música en el seno de una atmósfera que de sentido tanto a la música como al poema en sí mismo pero con la intención principal de que la música presente por ella misma la base principal del sentido de la obra, esbozando la naturaleza y la expresión de las emociones humanas y elaborando una forma musical con inclinación hacia la sonata en un movimiento o un movimiento sinfónico en forma de poema.
La Noche Transfigurada nos presenta una primera sección de densa maestría en los motivos y claros gestos que nos intentan mostrar la imagen de una noche clara, iluminada por la luna en la que caminan dos amantes, un hombre y una mujer; una segunda y tercera secciones, con la confesión de la tragedia por la mujer, de enorme intensidad dramática, ilustrando la desgracia y la soledad de la mujer que lleva en su vientre a un niño de un hombre al que no ama plasmada con motivos intensos que se van uniendo con las elaboraciones de los motivos previos y con nuevos matices de timbre y ricas variaciones en el desarrollo (¡querido Brahms!); una cuarta sección nos deja intuir el discurso del hombre, generoso y noble en su amor, en un pasaje de extraordinaria serenidad con los efectos de sonido que reflejan la belleza de la luz de la luna y al hombre en armonía con el esplendor y el brillo de la naturaleza que es capaz de ignorar la situación trágica de la mujer y una quinta sección a modo de final en forma de coda que presenta el motivo inicial de apertura sabiamente unido a los motivos de las secciones precedentes para finalizar de forma serena, intensa y profundamente expresiva.
Una obra de una intensidad emocional enorme, siempre viva y rica en expresividad, exaltada y de bellísima sonoridad y que particularmente siempre me ha emocionado en cualquiera de sus versiones tanto esta de cámara como en las versiones orquestales. Una música programática que ha terminado siendo simplemente música pura.
La Suite op. 29 para tres clarinetes, trío de cuerdas y piano fue escrita por Schoenberg entre los años 1924 y 1926 y estrenada en París el 15 de diciembre de 1927 bajo la dirección del propio compositor. Dentro de su estilo ya dodecafónico Schoenberg hace referencias a formas tradicionales de composición, fundamentalmente a formas de danzas, incluso según los analistas muestra momentos en los que la composición pura dodecafónica tiene algunas muestras de melodía tonal (en el tercer movimiento, por ejemplo, con referencias a la canción "Ännchen von Tharau").
Fue dedicada a su segunda esposa Gertrud Bertha Schoenberg (Kolisch de soltera) con un motivo integrado en la música al principio y al final de cada movimiento. La secuencia de las cuatro partes de la Suite combina tres movimientos de la suite barroca tradicional con un conjunto de variaciones de una canción.
La esencia principal de la Suite está dominada por los ritmos de baile, en los dos primeros movimientos en particular, que recuerdan la música de baile de la década de 1920 a lo que contribuye desde luego la conformación de los instrumentos elegidos y resultando muy original y agradable de escuchar así como es fácil apreciar la tensión en la relación que se percibe entre su carácter alegre y rítmico con la rigidez de su estructura musical dodecafónica y la maestría del compositor en el manejo de las variaciones y el contrapunto.
Arnold Schoenberg y Gertrud Bertha Schoenberg
Las 3 Piezas para Orquesta de Cámara fueron encontradas después de la muerte del compositor y parecen datar del periodo de libre atonalidad, alrededor de 1910. La tercera pieza en realidad no es más que un simple fragmento y la brevedad de las dos primeras hace suponer que posiblemente la intención fuera la de una ciclo de una amplitud mayor.
Su originalidad radica en la fuerza expresiva de las piezas, verdaderamente intensas, y su brevedad y dentro de ello la preciosa forma de continuidad entre ellas, su colorido, su timbre, su contraste y su tendencia a la repetición. Es como si fuera la intención del compositor iniciar una nueva vía de escritura en la que se condensara la expresión en la brevedad del tiempo. Unas pequeñas joyas musicales de audición muy grata.
Espero que disfruten del disco.
Sobra decir que las interpretaciones registradas son un ejemplo maravilloso del dominio de Boulez del sentido de estas obras. Fantásticos registros, fantástica dirección y fantásticos intérpretes.
Schoenberg
Obras Orquestales
Suite Op. 29 (2 clarnetes, clarinete bajo, violín, viola, chelo y piano)*
Verklärte Nacht Op. 4 para sexteto de cuerdas (2 vioines, 2 violas y 2 chelos)**
3 Piezas para Orquesta de Cámara***
Pierre Boulez
Miembros del Ensemble InterContemporain
Suite Op. 29
Michel Arrignon, clarinete*
Alain Damiens, clarinete*
Guy Arnaud, clarinete bajo*
Maryvonne Le Dizès-Richard, violín*
Jean Sulem, viola*
Pierre Strauch, chelo*
Christian Petrescu, piano*
Verklärte Nacht Op. 4 para sexteto de cuerdas
Charles-André Linale, violín**
Maryvonne Le Dizès-Richard, violín**
Jean Sulem, viola**
Garth Knox, viola**
Philippe Muller, chelo**
Pierre Strauch, chelo**
3 Piezas para Orquesta de Cámara
Alain Marion, flauta***
Didier Pateau, oboe***
Michel Arrignon, clarinete***
Jean-Marie Lamothe, fagot***
André Cazalet, trompa***
Pierre-Laurent Aimard, harmonium***
Alain Planes, celesta***
Jacques Ghestem, violín***
Sylvie Gazeau, violín***
Gérard Caussé, viola***
Pierre Strauch, chelo***
Marc Marder, contrabajo***
Grabaciones:
Suite Op. 29: IRCAM, Centre Georges Pompidou, París, 14 de junio de 1982, DDD
Verklärte Nacht Op. 4 para sexteto de cuerdas: IRCAM, Centre Georges Pompidou, París, 6 de noviembre de 1983, DDD
3 Piezas para Orquesta de Cámara: RCAM, Centre Georges Pompidou, París, ADD
Ciertamente Verklärte Nacht es increíble, el final, a partir del 28'03" es genial. Un saludo
ResponderEliminarSí querido amigo Juan Pedro, fantástica obra. Siempre me llena de placer y de emoción. Un abrazo.
EliminarHombre muchas gracias.
ResponderEliminarQuerido Cristian, espero que lo disfrutes.
EliminarQue sonido tan único, inspira como miedo, misterio, suspenso, intriga, dolor...... Mis respetos para esas ideas musicales tan extravagantes, la verdad no es que conozca muchos artistas de música clásica pero nunca había escuchado un estilo tan misterioso. Muchas Gracias don Salvador.
ResponderEliminarEres una persona maravillosa, gracias!
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