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domingo, 16 de diciembre de 2012

Beethoven. Sinfonías nº 8 y nº 9. Szell. New Philharmonia Orchestra. 1968. ¡Feliz Cumpleaños Sr. Beethoven!


Queridos amigos hoy quisiera celebrar con todos vosotros un día especial, el día del cumpleaños de nuestro amado y querido Beethoven, quizá el más grande músico que haya existido, nacido un 16 de diciembre de 1770, un día grande para la Música.

Y me ha parecido de interés hacerlo con un doble disco interpretado por uno de los más perfectos y geniales intérpretes de la obra sinfónica de Beethoven: George Szell. Su nombre, como el de otros tantos directores de antaño, va ligado a la historia de la fonografía bethoveniana.

En esta ocasión el disco, de excelente calidad sonora pese a ser una grabación mono, da testimonio de dos excepcionales recreaciones, la Octava y la Novena sinfonías, al frente de una genial New Philharmonia Orchestra, verdaderamente sorprendente y exquisita, grabada en el marco imponente del Royal Festival Hall de Londres junto a su no menos imponente y fantástico coro.


Las interpretaciones de Szell son sencillamente arrolladoras, contundentes, intensísimas, de preciosa elaboración, de trazo maestro, de musicalidad exquisita y de una amplia respiración humana. Quizá no tan perfectas como sus interpretaciones de estudio de Cleveland pero sí mucho más musicales y terrenas (las diferencias en la Novena son realmente asombrosas).

La Octava es una de las más bonitas que haya podido escuchar, vitalista, dinámica, tímbrica alucinante, articulación realmente perfecta, con fraseo fresco y vital. Técnicamente ejecutada de forma precisa no deja de sorprender por esa preciosa mezcla de exactitud con imperfección que le da un alma particular. Una verdadera maravilla.

Y la Novena, pues, la Novena hay que situarla a la altura de las mayores recreaciones de la obra. Interpretación urgente, de enorme poder emocional y de intensa transmisión de energía; una interpretación nada sosegada y calma, contiene su belleza, enorme belleza, en esa magistral forma de impulso anímico, dinámico y rítmico que Szell logra ir desarrollando con meticulosidad milimétrica inapreciable pero que está presente y que no deja que tu corazón escape a su abrazo. Una interpretación fabulosa y de amplias miras a un Beethoven poderoso, conciliador y rebelde. Excepcional.

Sirva esta pequeña entrada como humilde homenaje a un músico excepcional que nos ha hecho disfrutar gracias a su talento y esfuerzo de muchas de las más bellas páginas de la historia de la Música. Un hombre persistente y duro con un alma dividida, constante y flexible como el junco, un hombre de alma superior entregado al hombre.


Y sirva de homenaje también a un director que nos entregó interpretaciones únicas, irrepetibles y excepcionales de la música del primero. Interpretaciones que dejan huella y que estarán permanentemente en el corazón de quienes las hayan escuchado.


Queridos amigos que disfruten del inmenso placer de escuchar estas dos preciosas sinfonías. Merece la pena.


Beethoven
George Szell
Sinfonías nº 8 y nº 9
New Philharmonia Orchestra
New Philharmonia Chorus
Heather Harper, soprano
Janet Baker, mezzosoprano
Ronald Dowd, tenor
Franz Crass, bajo
Grabación: Royal Festival Hall, Londres, 12 de noviembre de 1968








CD 1 Sinfonía nº 8



CD 2 Sinfonía nº 9




jueves, 13 de diciembre de 2012

Beethoven. Sinfonías nº 7 y nº 8. Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Viena. Festival de Salzburgo. 1954.


Queridos amigos, hace tiempo prometíamos al amigo Alejandro la colocación de este hermoso disco en alguna entrada de nuestro espacio. Hoy no he podido resistir la tentación de hacerlo empujado a ello por una necesidad interior e íntima de poder hacer que se disfrute de esta hermosísima música de Beethoven de la mano del que quizá haya sido el más grande recreador de ella (y que me perdone mi bien amado Szell): Furtwängler.

He escuchado el disco desde su inicio hasta su final, verdaderamente poseído por una necesidad de Beethoven que no sabría explicar bien. Necesitaba llenar mi alicaído espíritu con una fuerte carga de pasión, de belleza, de emoción. Necesitaba aliviar mi atormentada mente con sus sonidos apaciguadores, con su melodía impulsiva y enérgica, con su pasión y entrega al sólo fin de la belleza.

Son esas ocasiones, quizá demasiado frecuentes, en que necesitas tener tu corazón lleno de amor porque ha sido herido por la inconsciente maldad del ser humano, seguramente involuntaria aunque ya empiezas a pensar que demasiadas veces intencionada. Esas ocasiones en que estás derrotado e indefenso con la sóla "arma" de ser simplemente buena persona y te das cuenta que eso tan sólo tiene su recompensa quizá en otro momento o lugar. 

Todo esto podrá parecer totalmente ajeno a la presentación de un simple disco de música. Podría haber sido otro, pero Beethoven y Furtwängler han llenado plenamente mis ansias de paz interior. Y lo han hecho desde nada más y nada menos que la plena convicción en el valor del ser humano, en su fortaleza, en su tesón, en su capacidad de impulsarse y darse a valer. 


Los bellísimos trazos que deja Furtwängler dados de forma realmente natural y expresiva, intensa y convencida llenan tu corazón de energía y serenan tu inquietud. Sus arrebatos de impulsividad y aparente descoordinación son sencillamente expresión de su profunda alma apresada en la inmensidad del mundo beethoveniano y lanzadas al exterior en forma de música intensísima, de naturaleza impulsiva, plena de belleza y calor, de poder intrínseco en sus propios sonidos, en sus frases y en su planteamiento estructural. 

Gracias querido Furtwängler por lograr que una cosa tan mágica como son las notas musicales del genio Beethoven sean capaz a día de hoy de seguir transformando el corazón y la mente humana y sigan llenando de energía realmente positiva sus en muchas ocasiones vacíos sentimientos.

Disfruten con la verdadera magia de unas interpretaciones sorprendentes, arrebatadoras, intensas, profundas  y ofrecidas desde el amor a esta música y a ese universo humano beethoveniano. Disfruten del arte de este sabio maestro de la dirección y de su increíble forma de expresar, a través de la no menos genial Orquesta Filarmónica de Viena, el amor y la vida.

Simplemente, gracias por este bello ejemplo de humanidad.


Beethoven
Sinfonías nº 7 y nº 8
Wilhelm Furtwängler
Orquesta  Filarmónica de Viena
Salzburgo, Festspielhaus, 30 de agosto de 1954








lunes, 10 de diciembre de 2012

Beethoven. Sinfonía nº 3. Celibidache. Orquesta Filarmónica de Munich. 1987.


Queridos amigos dejamos esta noche un disco que hace tiempo ya que tenía en la recámara. Un disco cuanto menos sorprendente y diferente. Una interpretación realmente majestuosa y detallista de la Tercera Sinfonía de Beethoven de las manos del maestro Celibidache, interpretación que gustará o será rechazada, desde mi punto de vista no hay medias tintas.

Particularmente pienso que es una de las mayores ejecuciones de esta hermosa obra de Beethoven, tocada con una maestría asombrosa, con una minuciosidad y atención al detalle propias del Celibidache maduro que sacan a relucir momentos de una belleza rara vez escuchada. Es sin embargo una interpretación que cuesta asimilar, de tempos dilatados, de fraseos largos, de ritmo a veces realmente pesado. Una interpretación que no escucho de manera habitual pero que cuando lo hago me lleva a un estado de bienestar indescriptible.

Y me suele pasar igual con todo su ciclo de Beethoven publicado por EMI. Son de esos discos que tienes como verdaderas joyas pero que sólo se revelan como tales cuando se dan muchas circunstancias juntas; momento adecuado (cuál ya es cosa de cada uno), estado anímico, saturación por otras músicas o compositores, deseo de tranquilidad y serenidad. Cuando esas circunstancias se dan y pones cualquiera de sus discos de Beethoven alcanzas la gloria.

Ya hemos comentado en muchas ocasiones anteriores que pocas músicas aguantan la mano del Celibidache de los 80 y 90. De ellas Bruckner es la que mejor ha sido tratada por el maestro con recreaciones realmente irrepetibles y únicas. Beethoven parecería a primera vista uno de los compositores que podría ser "destrozado" por Celibidache, pero sorprendentemente no es así. Incluso diría que el maestro nos abre otra vía a la escucha de Beethoven, una vía totalmente sublime plagada de detalles sabiamente expuestos, de matices que muchas veces hemos pasado por alto o a los que no hemos dado importancia, de sonoridades bellísimas que llenan nuestro oído tanto o más que nuestro sentimiento. 

La partitura de la Tercera está desmenuzada pero no triturada, Celibidache trenza un tejido musical sonoro espectacular, soberbio, sin dejar lugar a puntadas inapropiadas. Teje un paño musical bellísimo sobre el que va depositando trocitos de seda musical como si fueran joyas sonoras; aún a pesar de la lentitud del tempo es tal la belleza de su discurso, su calidad técnica, su atención al total de la obra, que no llegas a perder la paciencia con ese discurso, es más te embelesas con muchas de sus palabras o frases como si fueran perlas de poesía.


Los músicos de la Filarmónica de Munich están realmente soberbios, con altísima claridad en sus exposiciones, con una sonoridad nítida, bella y encantadora. Y resulta difícil, muy difícil interpretar este Beethoven. Hace falta mucha calidad, mucha compenetración y mucha comprensión de la idea del maestro Celibidache para no estropear esta recreación musical, para aguantar el tipo ante las exigencias de esta idea de Beethoven. Mucha calidad. 

Las cuerdas de los muniqueses suenan a gloria bendita, sus maderas tienen una calidez asombrosa y una bellísima sonoridad, los metales en su punto justo de intensidad pero controlados para dar el punto adecuado de fuerza. Todos realmente fuera de lo común para ofrecer un sonido empastado, unitario, bello, delicado y de energía contenida o mejor dicho trasladada a la bellísima línea melódica de la obra. Verdaderamente geniales.

Espero que disfruten de esta interpretación como les decía diferente pero de una belleza inigualable. Les gustará o les defraudará, pero tengan el gusto de deleitarse al menos una vez con ella. No intenten compararla con otra interpretación de la misma por cualquier otro director; sencillamente es distinta. 

Beethoven
Sinfonía nº 3
Sergiu Celibidache
Orquesta Filarmónica de Munich 
Grabación: 12 y 13 de abril de 1987, München, Philharmonie am Gasteig









miércoles, 5 de diciembre de 2012

Richard Strauss. Cuatro Últimos Lieder. Szell. Schwarzkopf. Radio-Symphonie-Orchester Berlín. Orquesta Sinfónica de Londres. 1965. 1968. Dedicado a alguien que lo merece.


Queridos amigos, hace ya muchos días que no publicamos en este espacio. Ni siquiera he agradecido las felicitaciones recibidas en el día de mi cumpleaños, pero lo haré. 

Hoy quiero dejar este hermoso disco, verdadera joya de la fonografía, de la música y del arte.

No voy a dejar comentarios. Es un disco que va dedicado a alguien muy especial que está pasando momentos difíciles. Alguien que lo merece y al que quiero entregárselo con todo el cariño del que soy capaz. 

Que sea testimonio de una forma nueva de amar, sentir, gozar, disfrutar y vivir.

De corazón a corazón.

Deseo además que todos puedan disfrutar de él. 

Strauss
Cuatro Últimos Lieder
Lieder

George Szell
Elisabeth Schwarzkopf
Radio-Symphonie-Orchester Berlín (RSO Berlín)
Orquesta Sinfónica de Londres
Morgen: solo violin Edith Peinemann

Grabaciones
Pistas 1 a 9 RSO Berlín, 1 al 3 de septiembre de 1965, Grunewaldkirche, Berlín
Pistas 10 a 16, OS de Londres, 10 al 14 y 18 de septiembre de 1968, Kingsway Hall, Londres















Pueden visitar un disco con parecido contenido:



martes, 27 de noviembre de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 8. Sergiu Celibidache. Münchner Philharmoniker. 1990. Tokio.


Queridos amigos, hoy es un día especial, es mi cumpleaños. 47 añitos más o menos llevados. Feliz de haber llegado a ellos y contento con lo que he conseguido en esta vida: familia, trabajo y amistad. No debo pedir más, bueno sí, que siga durando otros cuantos años más y que, por supuesto todos lo puedan celebrar también.

Y con motivo de este día especial quisiera compartir con todos un disco también especial y que muchos amigos desean escuchar. Va por ellos, por todos en general y vamos a decirlo, también por mí mismo, como regalito musical por mi cumple.

Poco voy a comentar de la excepcional e increíble interpretación recogida en el CD. Sinceramente de lo más bello que ha realizado Celibidache con Bruckner, excepcional. Manifiesto también de entrada que mi preferida sigue siendo la de Jochum con la Sinfónica de Bamberg (la antigua Orquesta Filarmónica Alemana de Praga) que me resulta insuperable, pero dicho esto, ya saben que es cosa de gustos y manías, la interpretación de Celibidache recogida en este disco es algo excepcional, único, soberbio y que resulta realmente difícil de entender que pueda lograrse tal maravilla.

Y es maravilla en todo. En su concepción global, en su fraseo, en su construcción, en el detalladísimo análisis y exposición de temas, en la ejecución vibrante y emocional de los muniqueses, en la elasticidad inacabable de Celibidache, en su manejo del concepto sonido-tiempo, en su "imposible" manejo de la orquesta en unos ritmos y tempos que harían que en manos de cualquier otro se desmoronase todo y resultara un verdadero bodrio infumable (perdonen la expresión).

Comenzada en 1884, después de terminar su Séptima Sinfonía y tras la euforia de su éxito, la Sinfonía nº 8 tiene un devenir más complicado que su predecesora. Terminada en un principio en 1887, fue rechazada por Hermann Levi, quien tuvo un papel determinante en el triunfo de la Séptima y que al no comprender la nueva obra estuvo a punto de llevar a Bruckner, que raras veces estaba satisfecho consigo mismo y que entendía su nueva obra como un verdadero logro musical, a un estado anímico realmente pésimo. Bruckner realizza una larga revisión que dura dos años, tras la que la obra conoce un gran éxito en su estreno en Viena el 18 de diciembre de 1892 en los atriles de la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la batuta de Hans Richter. Es ampliamente conocido que se la calificó como de sinfonía de las sinfonías o cumbre de la sinfonía romántica. Y merecido era.



La versión de 1887 inicial es algo más larga en duración que las demás. Su carácter es más austero al reducir de tres a dos las maderas. El estreno de esta versión lo dirigió Hans-Hubert Schönzeler en la BBC en 1973 y está basada en la Edición de Nowak de 1972.

Posteriormente se conserva también un trabajo intermedio de Bruckner que afecta al movimiento lento exclusivamente y se fecha en 1888.

La versión que más frecuentemente se interpreta es la de 1890 en la que Bruckner realiza cambios que para muchos estudios o bien no son propios o se realizan por las presiones de amigos y colaboradores (Schalk sale a relucir) en un intento de hacerla más al gusto brahmsiano. Sin embargo otros estudiosos como Nowak consideran que no hay una mano diferente a la de Bruckner en las anotaciones de la partitura. La obra en esta versión de 1890 es mucho más plena y grandilocuente que la de la versión original, de mayor contundencia y monumentalidad sin dejar de lado la elaboración de unas armonías y texturas sutiles y claras, particularmente en los instrumentos de madera. Leopold Nowak publicó esta edición en 1955.

Una edición posterior de 1892 realizada en gran parte por Schalk es la que sirve para el estreno en Viena de la obra teniendo cortes y añadidos bastante numerosos en el final. Bruckner parece que autorizó su publicación.

Posteriormente existe otra edición en este caso de la mano de Haas que toma la versión de 1890 y añade numerosos pasajes de la de 1887 al considerar que habían sido alterados o eliminados por las sugerencias y presiones de Schalk, Levi y otros. Esta Edición Haas se publicó en 1939 y compite en preferencia con la de Nowak de 1890. Muchos la acusan de tener demasiado trabajo propio de Haas, escribiendo muchas partes, acotando otras y revisando muchas secciones.

En el caso concreto de la interpretación de Celibidache este elige la versión de 1890 en la Edición Nowak de 1955. Y los resultados son realmente poderosos, espectaculares, brillantes, sin excesos de grandilocuencia pero si de marcado e intenso poder musical. La ejecución no tiene desperdicio. Todo está en su lugar. Los temas son fraseados de manera prodigiosa, expuestos con una claridad meridiana a un tempo imposible pero que te permite seguir todo el desarrollo, los metales resultan impactantes, la percusión sorprendente, las cuerdas excepcionales (¿quién dijo que la Filarmónica de Munich era una orquesta de medio nivel?), de una tersura, empaste, sedosidad y energía realmente sorprendentes.

Y por encima de todo ello está la figura mágica de Celibidache. Un maestro que paladea esta música y la hace propia, la asume como suya y la reelabora a su sabio entender, con sus conceptos de tiempo, espacio, momento y sonoridad; con su habilidad para deshacer la música mientras la compone como si deshojara una margarita a la que volviera a colocar sus bellas hojas blancas reconstruyéndola. Me quiere ahora, no me quiere luego, la coloco aquí, la traslado allá de forma que al final tiene la misma margarita pero aún más bella que al inicio. Ha pasado por las manos de un artista, de un florista de las notas que hace ramos maravillosos en su conjunto final.


Indescriptible, impresionante, irrepetible (nunca mejor dicho, jamás tenderemos otra visión así), demoledora, contundente, conmovedora e impactante. Con cotas de inspiración y de grandeza que quizá nadie haya logrado. Realiza un meticuloso desmenuzamiento de la partitura, sin perder en absoluto la visión del conjunto por otro lado elaborado con una solidez aplastante. 

El sonido bruckneriano de Celibidache emerge de forma natural,  es organístico, robusto, profundo gracias a unas cuerdas e instrumentos graves siempre muy presentes, de empaste primoroso. No resulta ampuloso, es contundente, fuerte, de impresionante marcha dinámica a tempos lentísimos. Estamos ante una traducción no fatalista del todo pero si profundamente arraigada en el ser humano y en el más allá de Bruckner, una visión casi cósmica del mundo, donde hay acatamiento de la desesperanza sin rebeldía enmarcada en una angustia demoledora pasada por el tamiz del conocimiento y la experiencia vital del propio Celibidache. Sensacional.

Espero que lo disfruten, en particular queridos los queridos amigos Ángel, David, Miquel y Rafael; Manuel te encantará; Jose disfrutarás de ella. Todos en general van a disfrutar de una experiencia única.

Y esperemos celebrar muchos cumpleaños más queridos amigos.




Bruckner
Sinfonía nº 8

Sergiu Celibidache
Orquesta Filarmónica de Munich
Versión de 1890 en Edición de Leopold Nowak de 1955

Grabación: Tokio, Suntory Hall, 20 de octubre de 1990
Disco Altus ALT 183/4