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lunes, 25 de febrero de 2013

Homenaje a Wolfgang Sawallisch. 26/08/1923 - 22/02/2013. Schubert. Ave María. Misa D 950. Orquesta Estatal de Dresde. 1972.


Queridos amigos, no quería dejar pasar más el tiempo para dedicar este hermoso disco a la memoria de uno de los grandes directores del pasado siglo XX, un verdadero Kapellmeister de la gran tradición europea de la dirección orquestal, un maestro que nos dejó el pasado día 22 de febrero del presente 2013.

En su honor, este hermoso disco de uno de los compositores de los que dejó mejor testimonio y una misa más que apropiada a este momento de tristeza para todos los amantes de la música.

Descansa en paz querido Sawallisch. Tu labor jamás será olvidada. Tus años al frente de la Orquesta Sinfónica de Viena, la Ópera Estatal de Baviera, la Suisse Romande o la Philadelphia Orchestra quedará para los anales de la historia.

No te olvidaremos querido Sawalisch.







Franz Schubert
Ave María
Misa en mi bemol mayor D950
Wolfgang Savallisch
Orquesta Estatal de Dresden
Coro de la Radio de Leipzig, director Horst Neumann

Ave María
Elly Ameling, soprano
Dalton Baldwin, piano

Misa D950
Helen Donath, soprano
Ingeborg Springer, alto
Hans-Joachim Rotzsch, tenor
Theo Adam, bajo
Christoph Albrecht, órgano











domingo, 24 de febrero de 2013

Gershwin. Porgy and Bess, A Symphonyc Picture. Second Rhapsody. Concierto in F. André Previn. Orquesta Sinfónica de Londres. 1980. 1980. 1971.


Queridos amigos esta tarde dejamos para general disfrute un disco cargado de música bellísima, llena de fuerza, vitalidad, alegría, ritmo, sorpresas, mezclas de estilos y ante todo un ejemplo de maravillosa y luminosa orquestación. 

La obra Porgy and Bess, A Symphonic Picture es una suite de concierto elaborada a partir del material de la ópera del mismo título del compositor americano. De entre las diferentes suites existentes quizá la más conocida y grabada sea la presentada en el presente disco realizada por el gran Robert Russell Bennett por encargo de Fritz Reiner en 1942. Es un verdadero prodigio de suite, un ejemplo perfecto de cómo recoger en pocos minutos la esencia básica de una obra de mucha mayor envergadura. Bennett resume de manera asombrosa la mayoría de los temas principales de la obra, temas por otro lado absolutamente deliciosos y encantadores, plenos de frescura, vitalidad y ritmo. Así quedan recogidos Summertime, I got plenty of nuttin,  Bess, you is my woman now o el maravilloso It ain´t necessarily so. Su escucha es absolutamente deliciosa, una verdadera maravilla, un placer absoluto para los oídos y el corazón.


La Segunda Rapsodia de Gershwin es una obra tenida por el propio autor como una de sus más brillantes creaciones prefigurando de una forma muy general lo que más adelante sería su gran ópera Porgy and Bess. La Rapsodia es raramente interpretada en las salas de concierto a diferencia de su más famosa Rapsodia en Azul. La Rapsodia fue elaborada por el compositor a partir de su trabajo para la película Delicious tomando inicialmente diferentes formas y títulos, Manhattan Rhapsody o New York Rhapsody, y finalmente terminada en su forma actual en mayo de 1931.

La versión interpretada aquí por esos dos maravillosos músicos que son Cristina Ortiz y André Previn es la versión reorquestada y adaptada unos catorce años después por Robert McBride y según los datos es una pieza que contiene bastantes recortes de la original del compositor con readaptaciones de varios instrumentos con respecto a la original. Aún así y dada la dificultad en encontrar grabaciones de la pieza como inicialmente estaba concebida no le debemos quitar el valor que tiene al permitirnos apreciar el maravilloso arte orquestador de Gershwin, su facilidad para los complejos ritmos y armonías, sus preciosos acoples instrumentales y su enorme capacidad melódica. Merece la pena escucharla queridos amigos.

Finalmente el maravilloso Concierto in F obra que fue escrita en 1925 por encargo del director Walter Damrosch para ofrecer una pieza para piano y orquesta más ajustada a los cánones compositivos del concierto para piano. La composición de la obra supuso un esfuerzo enorme de trabajo compositivo para Gershwin que tuvo que formarse de manera autodidacta en muchas técnicas que le faltaban para poder realizar una orquestación adecuada a sus ideas.


La obra fue estrenada por la Orquesta Sinfónica de Nueva York con Damrosch a la batuta y el compositor como solista (la citada orquesta se fusionaría con la Philharmonic Symphony Society formando la Orquesta Filarmónica Sinfónica de New York conocida actualmente como la New York Philharmonic Orchestra) en el Carnegie Hall de Nueva York el 3 de diciembre de 1925.

El concierto fue muy bien recibido por el público en general aunque las críticas tuvieron división de opiniones al igual que algunos célebres compositores contemporáneos de Gershwin, como Stravinsky que lo alababa o Prokofiev que lo detestaba.

Lo cierto y verdad es que escuchado hoy resulta una verdadera gozada. Una maravillosa combinación de ritmos sorprendentes, intensos y poderosos, impregnados de aires de charleston, se combinan con un piano absolutamente precioso, deliberadamente nostálgico y melancólico que irradia belleza en todo la obra. Su movimiento central es de una magia insospechada, melancólico y reflexivo con unos bellísimos toques de trompeta, flautas y clarinetes que le confieren un sentido realmente jazzístico. De igual menra nos puede sorprender el movimiento final con marcados aires de ragtime, combinaciones preciosas de nuevos temas con otros de los movimientos anteriores y un punto impresionante poderoso en su parte final a modo de grandioso epílogo. Una obra de un verdadero maestro.

Y diciendo esta palabra no podemos menos que referirnos de la misma manera al conjunto de todos los participantes en estas grabaciones. La Orquesta Sinfónica de Londres muestra de nuevo los motivos que la llevan a ser una de las mejores del mundo por calidad y capacidad adaptativa.

Cristina Ortiz es dueña de un piano delicado, ágil, cristalino, vivaz y perfectamente conjuntado con la obra a la que presta su bello sonido y Previn es ese maravilloso director y pianista que sobre este tipo de música hatenido y tiene mucho que decir, un verdadero genio de la interpretación al piano y en la dirección de estas obras de carácter muy peculiar y muy enraizadas en la educación y vivencia del propio Previn.




Un disco absolutamente maravilloso para disfrutar de una música sencillamente genial, preciosa, divertida, estimulante y encantadora.

Que lo disfruten queridos amigos.



Gershwin
Porgy and Bess, A Symphonic Picture*
Second Rhapsody for Piano and Orchestra*
Concierto in F**
André Previn
Orquesta Sinfónica de Londres
Cristina Ortiz y André Previn, pianos. 
Grabaciones: 
1 y 2 de julio de 1980, Abbey Road Studio nº 1, Londres*
4 y 6 de junio de 1971, Abbey Road Studio nº 1, Londres**






sábado, 23 de febrero de 2013

Schumann. Integral de las Sinfonías. Kubelik. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1963. 1964.


Queridos amigos hoy dejamos un conjunto de discos que forman la integral sinfónica de Schumann realizada por el gran maestro Kubelik al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Dos disco sencillamente maravillosos que muestran el buen hacer del maestro con las obras sinfónicas de Schumann y que tiempo después corroboraría con su integral para Sony que ya hemos dejado en este espacio y que les recomiendo con pasión.

La música sinfónica de Schumann siempre ha tenido un hueco reservado en mi corazón. Desde la primera escucha que tuve de la Sinfonía nº 1 quedó para siempre unido a mis momentos más íntimos de pasión, deseo de paz y ánimo algo "revuelto". En mi caso concreto el responsable fue Leonard Bernstein con su lectura con la Filarmónica de New York. Esa fue la chispa, luego profundicé en la escucha de sus cuatro sinfonías, también de la mano del mismo director y orquesta hasta el punto de descubrir un nuevo universo sonoro y sentimental que no conocía y que ningún otro compositor había logrado llenar. Como les decía en la citada entrada: "...cada vez que escucho su música me siento más aliviado en mis pequeñas, o grandes, complicaciones mentales. Es como un suave bálsamo que alivia algunos de mis pesares y transforma el desánimo en aliento, la intranquilidad en sosiego, el decaimiento en vitalidad, la confusión en alto idealismo."

Con el paso de los años las interpretaciones por otros enormes directores fueron siendo escuchadas y fui descubriendo un mundo de posibilidades expresivas realmente variado gracias al talento de esos directores que escuchaba y que sonaban nuevos a mis oídos, aportaban nuevos matices, inflexiones, giros, detalles y sentimientos matizados. Siempre tengo en mi corazón esa integral de Bernstein y sigo considerándola una de las mejores, dejando de lado mi fervor hacia su figura, de las más ricas en expresión, en belleza sonora y en mensaje humano. Otras han ido ocupando nuevos espacios junto a ella y entre esas otras están la excepcional e irrepetible de Szell y la arriba mencionada de Kubelik más esta que hoy les quiero dejar. Un Kubelik más joven que en su grabación con la Sinfónica de la Radio de Baviera al frente de una orquesta realmente en estado de gracia y de una belleza sonora difícilmente igualable.




La frescura que imprime Kubelik a estas lecturas es realmente sorprendente, una frescura diferente a la que emana de las interpretaciones de Lenny, quizá más enfocado en el lado irascible, apasionado y rebelde de las obras. Además Kubelik desarrolla un juego orquestal realmente limpio, claro, delicado y ágil. No hay sobrecarga en las líneas maestras de las sinfonías y tampoco exceso de ligereza. Un punto justo de locura, pasión, rebeldía combinado con la pizca suficiente de arrebato, hermosura, pasión y emoción. No le falta arrebato ni pasión, emoción ni intensidad, no en el grado quizá de Szell pero tampoco es preciso comparar, en ambos casos encontramos dosis justas de ligereza y pasión, arrebato y contención, dulzura y rabia, fuerza y pasión; son dos formas de entender a Schumann completamente diferentes o igual no tan distanciadas como podría parecer, ya comentarán ustedes.

El manejo que realiza el maestro y la prestación ofrecida en respuesta por las maderas, vientos y cuerdas berlinesas es sencillamente incomparable, a veces podría incluso decir que algo opulento en algunos pasajes, pero es tan bello que hace olvidar todo. Estamos ante una ejecución por una orquesta de primer nivel y en un momento de primer nivel, una enorme Filarmónica de Berlín, empastada, cálida, perfecta, ágil, brillante, de sonido consistente y uniforme, elegante, bellísima en todos sus atriles e impresionante en particular en sus cuerdas, una verdadera joya. Deben unir a todo ello la maravillosa grabación realizada por los ingenieros de DG y tendrán un conjunto realmente sensacional.

Les dejo para su disfrute con esta preciosa integral sinfónica una de las más bellas que se hayan realizado para el disco. Espero que disfruten de la pasión, la emoción de la simple belleza musical, la intensidad sonora de estas obras, la delicadeza de su preciosa orquestación, su alma deliciosamente humana. Una pequeña joya, de verdad.

Y tengan la amabilidad de escuchar las dos oberturas. Alucinantes.

Que disfruten.


Schumann
Integral Sinfónica
Oberturas Genoveva y Manfred

Rafael Kubelik
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabaciones:

Philharmonie, Berlín
Sinf. nº 1 Op. 38, febrero de 1963
Sinf. nº 2 Op. 61, septiembre de 1964
Sinf. nº 3 Op. 97, febrero de 1964
Sinf. nº 4 Op. 120, febrero de 1963
Genoveva Op. 81, septiembre de 1964
Manfred Op 115,  febrero de 1964






Mp3



FLAC







jueves, 21 de febrero de 2013

Homenaje a Hugo Wolf. Recital de Salzburgo. Elisabeth Schwarzkopf. Wilhelm Furtwängler. 1953.


Mis queridos amigos, esta noche, anticipándome un poquito, quiero dejar a disposición de todos este disco, auténtica joya fonográfica, musical, artística y humana en homenaje de uno de los músicos quizá más incomprendido y a la par venerado del panorama musical, Hugo Wolf, ese ser humano atormentado, apasionado y vehemente, entusiasta y a la par desequilibrado. Un 22 de febrero de 1903 fallecia en su última y penosa morada en Viena.


Entre mis muchísimas carencias están los idiomas. Y esta es una de las ocasiones en las que lamento profundamente no tener un conocimiento de alguno de ellos y  en este caso concretamente del alemán, para poder apreciar en todo su inmensidad y profundidad el contenido de este disco. Pero no obvia esta carencia que disfrute con un verdadero y sentido placer del mismo gracias a esa maravillosa y mágica capacidad de la música de hacer llegar al corazón los sentimientos más delicados, complejos, profundos y difíciles de entender haciendo que tu sean propio corazón, tu propio cerebro y tu propia alma los que interpreten a su sencilla voluntad y en función de cada momento los maticen y conviertan en sensación y pasión única. Alcanzo a leer los bellísimos poemas en francés o inglés, mejor el primero por su semejanza constructiva con el español, pero me encantaría ese plus del alemán. 

Aparte de esa gran carencia, me gustaría transmitirles en palabras la belleza y el significado que encierra este disco. La tarea no es fácil pero se intentará. De forma muy resumida: es sencillamente uno de los testimonios grabados más impresionantes que existan de las canciones de Wolf. Un reflejo maravilloso de la sensibilidad, la maestría, la dulzura, la profundidad y el alma del compositor. Todos esos matices están reflejados con un arte difícilmente superable por dos genios de la música, quizá los dos mayores genios en sus facetas respectivas que hayan existido.

La belleza vocal de Schwarzkopf, su enorme técnica, su sensibilidad, su dominio de escena, su conocimiento de la obra, su pasión y su entrega son insuperables. ¡Qué voz! ¡Qué matizaciones! ¡Qué inflexiones! Realmente sorprendentes. A su lado un mágico Furtwängler que acompaña con sabiduría y trabajo a la joya de la corona, a esa soprano que pone voz al sentimiento de los poemas y de la música. Sencillamente increíble apreciar como en el transcurso del concierto ambos se van "entonando", "calentando" que diríamos por aquí, entrando cada vez más y más en el sentido profundo de las palabras, el sonido, el timbre y el color.


La historia de esta grabación es al menos curiosa. En la fecha de la celebración del concierto se celebraban los cincuenta años del fallecimiento del compositor. Y Wolf seguía siendo por entonces un olvidado para la generalidad del público. Unos cuantos entusiastas encabezados por Walter Legge fundaban años atrás la Wolf Society para promocionar la obra del artista y a la fecha del evento apenas mil socios se habían conseguido. Es más, resulta sorprendente cuanto menos, en el mismo Salzburgo el Lied era algo al menos extraño y poco valorado. Aquí conviene reseñar los esfuerzos de Bruno Walter, Joseph Schwarz, Lotte schöne, Lotte Lehmann en la década de los años 30 o de Peter Pears o Benjamin Britten en los cincuenta por lograr establecer los programas de lieder como algo de valor en Salzburgo. 

El concierto de Schwarzkopf y Furtwängler, los dos artistas de mayor prestigio del festival, fue un punto de inflexión, no sólo para iniciar el camino del aprecio a Wolf sino también del aprecio a las propias veladas y programas de lieder.

Legge había preparado el programa con mimo y cariño, con corazón y pasión. Furtwängler se había ofrecido en el mes de diciembre anterior como pianista y trabajó el mismo desde el momento en que fue aceptado; Schwarzkopf preparó el recital con un entusiasmo fuera de lo común.El mismo Karajan que asitió al recital no pudo menos que decir al oído de Legge ·...no la tortures más, por Elisabeth, ya te he dicho que la pequeña es la mejor".

Y aunque con alguna que otra cariñosa ironía en los días previos por parte del maestro hacia Elisabeth, con ciertas consideraciones hacia el joven Karajan y la actitud de ella en las óperas previstas "...¿cantarás el Mozart del señor Karajan?..." con una respuesta excepcional de la soprano "...Herr Doktor, cantaré Mozart, simplemente Mozart..", la velada se desarrollo como no podía ser de otra manera al darse la mano dos músicos, dos almas y dos pasiones paralelas: excepcional, maravillosa, sorprendente e irrepetible.


Supuso el pasito definitivo para lanzar el lied en Salzburgo. Y supuso además un empujoncito providencial para el aprecio de la obra de Wolf. Un aprecio que no paró de aumentar con el paso de los años. Sencillamente era cuestión de tiempo, lo bueno, todo aquello que surge del corazón y del sentimiento, acaba triunfando.

Un triunfo en el que tres grandes personalidades tuvieron mucho que ver: Legge, Schwarzkopf y Furtwängler. Wolf les debe un poquito de su reconocimiento actual, y los tres le deben mucho a Wolf, mucho, el sencillo hecho de poder organizar, interpretar y cantar un recital de una hora de música soberbia, profundísima, de extrema belleza y delicadeza. Un hora de música que sólo es apta para los corazones más elevados.


Mis queridos amigos espero de corazón que aprecien este hermosísimo disco, envidio sanamente a aquellos que puedan apreciar todo su valor al entender su idioma original, espero que puedan maravillarse con la voz más bella que haya cantado a Wolf en la historia y deseo que aprecien el gesto del gran maestro al dar sus manos a ese piano profundo, atormentado, sensible y matizado que acompaña a la voz de nuestra amada Elisabeth.

Que lo disfruten. No se van a sentir defraudados.


Hugo Wolf
Lieder
Elisabeth Schwarzkopf, soprano
Wilhelm Furtwängler, piano
Salzburgo, Mozarteum, 12 de agosto de 1953













lunes, 18 de febrero de 2013

Mozart. Concierto para Piano y Orquesta nº 9 "Jeunehomme". Sinfonía nº 41 "Júpiter". George Szell. Rudolf Firkusny. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1958. Festival de Salzburgo.


Queridos amigos dejamos esta noche este precioso disco de la serie de Sony dedicada a los conciertos de Szell en Salzburgo. Sirva como pequeño homenaje a este grandísimo director, un director excepcional y fuera de lo común y sirva también de homenaje a un enorme artista, a un gran pianista, a Rudolf Firkusný que junto a la delicadísima y preciosista Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam dan un ejemplo maravilloso de interpretación de la música mozartiana.

Este dijo reune parte del concierto ofrecido el 6 de agosto de 1958 en Salzburgo. El resto, la Sinfonía nº 33, ya ha sido dejado en este espacio en otra edición del sello Orfeo junto a otras piezas tocadas con la Nacional Francesa y que les recomiendo escuchen: Día de Reyes. Mozart. Sinfonías nº 33 y nº 41. Haydn. Sinfonía nº 92. George Szell. Concertgebouw Orchestra. Orquesta Nacional de la RTF. 1958. 1959. 

Mozart y Szell; poco puedo añadir. Absoluta belleza, ritmo, gracias, claridad de texturas, finura, delizadeza, aliento, vitalidad. Toma sonora que aún siendo mono, bien sea por su calidad o por la disposición espacial de los micros realza la belleza orquestal y permite apreciar el juego que Szell realiza con los diferentes atriles de ese magistral instrumento orquestal que es la orquesta holandesa. Magistral.

Firkusný le añade al piano mozartiano una frescura realmente deliciosa y una técnica al servicio de la expresividad de la música. Realmente soberbio en la digitación, en su sonoridad, en su agilidad. Un pianista de gran talento, ejemplo realmente llamativo de claridad y perfecta rítmica vitalidad, preciosa musicalidad, técnica realmente fantástica y expresivo e impulsivo en su ejecución.


El concierto completo del 6 de agosto de 1958 se integraba, resumiendo, por las siguientes obras:
  • Sinfonía nº 33
  • Concierto para Piano y Orquesta nº 9 "Jeunehomme"
  • Sinfonía nº 41 "Júpiter". 

Fue registrado en la Gran Sala del Mozarteum de Salzburgo y como comentaba gran parte de la exauisita musicalidad que se aprecia en la grabación puede proceder de esa sala. Orquesta reducida, sonoridades de grupos maravillosas y clarísimas, manejo del tempo y del ritmo espectacular de Szell y acompañamiento irrepetible a Firkusný en una soberbia interpretación. La dificilísima Sinfonía nº 41 de Mozart resulta un encanto, un verdadero regalo para los oídos, un monumento a la sabiduría constructiva de una obra sinfónica y un ejemplo único de una interpretación viva, fresca, precisa, preciosista, equilibrada y dinámica. Un ejemplo más de la claridad tonal de tanta brillantez que llega a ofrecer Szell dentro de una claridad estructural perfecta y de un frío brillante aderezado de calidez tímbrica y sentimiento global en su interpretación.


Espero que disfruten de este pequeño tesoro, un disco reducido en minutaje pero pleno de calidad, histórica y musical. Merece la pena queridos amigos que puedan apreciar el arte de tres grandes: Szell, Firkusný y la Orquesta del Concertgebouw.



Mozart
Concierto para Piano y Orquesta nº 9 "Jeunehomme"
Sinfonía nº 41 "Júpiter"
Rudolf Firkusny, piano
George Szell
Concertgebouw Orchestra Amsterdam
6 de agosto de 1958, Festival de Salzburgo, Mozarteum, Grosser Saal, ORF
(El concierto se completaba con la Sinfonía K.319)