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viernes, 25 de marzo de 2016

Haydn. Sinfonías París. Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. 1962. 1966. 1967.


Queridos amigos en esta tarde aprovechamos para actualizar las entradas originales que en su día se dejaron sobre estas pequeñas maravillas que son las Sinfonías "Paris" del gran Haydn de la mano de un Leonard Bernstein particularmente inspirado que nos brinda unas interpretaciones realmente maravillosas y excepcionales de una música que amaba profundamente.

Reproducimos los textos dejados en su día y actualizamos los archivos con los registros en FLAC, carátulas y algunas pequeñas correcciones y datos de los registros.

Las Sinfonías de París son un conjunto de seis sinfonías escritas por Joseph Haydn tras el encargo de los miembros de la Loge Olympique (la Logia Olímpica) logia masónica que pretendía ofrecer obras de calidad en la capital parisina para un público elegido y que se celebrarían en las salas del Palacio de las Tullerías. Se unía así a las organizaciones ya existentes que solían tener en su repertorio las obras de Haydn: el Concert Spirituel y el Concert de Amateurs en París.


El encargo de las obras se realizó por uno de los principales miembros de la Logia Olímpica, el Conde de Ogny y según las crónicas a un precio más que suculento para un Haydn ya frisando los cincuenta. Aparte del estímulo monetario, que no debe desdeñarse, Haydn tuvo una oportunidad perfecta para desarrollar música para gran orquesta muy superior a la pequeña música posible en las orquestas de la Corte. La orquesta parisina duplicaba o triplicaba los efectivos de las pequeñas orquestas cortesanas ¡un campo abierto a la imaginación y posibilidades compositivas se abría para Haydn! Y aprovechó el campo par dejar cultivado formas preciosas, armonías maravillosas, variedad de temas, juegos preciosos de las masas orquestales, las cuerdas, las maderas, los vientos y el resto de los instrumentos de la orquesta. Una maravillosa evolución.

El conjunto comprende las siguientes obras:
  • Sinfonía n.º 82 en do mayor, El Oso (1786).
  • Sinfonía n.º 83 en sol menor, La Poule («La gallina») (1785).
  • Sinfonía n.º 84 en mi bemol mayor, In nomine Domini (1786).
  • Sinfonía n.º 85 en si bemol mayor, La Reine («La Reina») (1785).
  • Sinfonía n.º 86 en re mayor (1786).
  • Sinfonía n.º 87 en la mayor (1785).

Unas interpretaciones frescas, amabilísimas, brillantes, elegantes, cálidas, pasionales e ingeniosas. Magníficas en resumen. Una de las mejores interpretaciones de Bernstein en este repertorio al igual que hizo con las Londinenses.


Una conjunción de orquesta y dirección maravillosas en unas recreaciones llenas de finura, alegría, ritmo vivo y contagioso, calidez, instrumentos bellísimos en su sonoridad y empaque, detallista y minuciosa, matizada y con reflejo genial del ánimo impulsor de cada obra. Una verdadera gozada musical y un placer sensorial. Una música que me hace disfrutar enormemente.

Las entradas originales pueden consultarlas aquí:

Sinfonías París Volumen 1

Sinfonías París Volumen 2

Visitar también la entrada de las Sinfonías Londres:

Haydn. Sinfonías Londres. Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. 1958. 1962. 1970. 1971. 1972. 1973. 1975.


Haydn
Paris Symphonies

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York

Sinfonía n.º 82 en do mayor, El Oso (1786)
Sinfonía n.º 83 en sol menor, La Poule («La gallina») (1785)
Sinfonía n.º 84 en mi bemol mayor, In nomine Domini (1786)
Sinfonía n.º 85 en si bemol mayor, La Reine («La Reina») (1785)
Sinfonía n.º 86 en re mayor (1786)
Sinfonía n.º 87 en la mayor (1785)

Grabaciones

Manhattan Center y Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center
New York

Sinfonía nº 82, Manhattan Center, New York, 7 de mayo de 1962
Sinfonía nº 83, Manhattan Center, New York, 8 y 9 de abril de 1962
Sinfonía nº 84, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 14 y 20 de mayo de 1966
Sinfonía nº 85, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 20 de mayo de 1966
Sinfonía nº 86, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 7 de marzo de 1967
Sinfonía nº 87, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 21 de marzo de 1967















Haydn
Sinfonías París
Volumen 1
Sinfonías nº 82, 83 y 84










Haydn
Sinfonías París
Volumen 2
Sinfonías nº 85, 86 y 87








domingo, 20 de marzo de 2016

Schoenberg. Suite Op. 29. Verklärte Nacht Op. 4 (Sexteto de Cuerdas). 3 Piezas para Orquesta de Cámara. Boulez. Miembros del Ensemble InterContemporain. 1982. 1983.


Queridos amigos, esta tarde dejamos un precioso disco dedicado a la música de Schoenberg grabada por el maestro Boulez. Un disco totalmente contrapuesto al dejado en la anterior entrada de Dvorák aunque en el fondo lo que importa son las sensaciones que la música te produzca y en este caso son variadas e intensas.

No soy un experto en música y ni mucho menos en la música digamos "moderna". Si entramos en el campo de la Segunda Escuela de Viena, el Dodecafonismo o el Serialismo ya no les puedo decir nada que sea mínimamente cierto desde el punto de vista teórico-musical. Pero es cierto que esta música, la de Schoenberg, Berg o Webern siempre ha tenido un espacio en mis gustos. Un espacio que si bien es pequeño (me cuesta horrores entender o mejor dicho seguir mucha de esta música) es fecundo en cuanto a las sensaciones que me hace vivir siendo además mucho el cariño que le tengo. En este espacio entran algunas piezas de los citados autores, pocas desde llego, que siempre en algún momento u otro me siento capaz de escuchar y cuando lo hago recibo como compensación una enorme placer auditivo y emocional.

Este disco es un ejemplo de los que están en ese espacio. Fundamentalmente por la pieza que constituye su eje principal, Verklärte Nacht Op. 4 en esta ocasión en su versión para Sexteto de Cuerdas, una obra que siempre me ha maravillado quizá por ser una de las más asequibles al oído del aficionado común.

Arnold Schoenberg representa una de las grandes revoluciones estéticas del siglo XX. En sus inicios le interesaba mantenerse dentro de una tradición cultural ya arraigada, apoyarse en algo conocido y seguro, antes de dar el salto al vacío, abandonar definitivamente la tradición (tonalidad) y empezar a romper moldes con los sistemas musicales imperantes.

Profundamente influido por la corriente wagneriana que impregnó el fin del siglo y cuyo cromatismo llevaría al extremo hasta finalmente desintegrar el sistema, también sentía cercana la influencia de las obras de Brahms, Mahler, Bruckner, Wolf, Bach o incluso Mozart. Las primeras composiciones de Schoenberg se sitúan en el posromanticismo con las características propias de esta época: una orquestación recargada y densa con composiciones que toman elementos de otros géneros artísticos, como la literatura (el sexteto de cuerda La Noche Transfigurada, el ciclo de canciones Gurre Lieder o el poema sinfónico Pelleas y Melisande). 

En el caso de la bellísima Noche Transfigurada de 1899, Schoenberg intenta abrir la obra programática, siempre asociada a la gran orquesta, al campo de la música de cámara. Basada en un poema de Richard Dehmel (a su vez basado en un episodio autobiográfico, que alude a su enlace con Ida Auerbach, a quien conoció cuando ella ya se estaba embarazada de un niño de su marido, el Cónsul Auerbach) también está influenciada por la floreciente relación del compositor con Mathilde Zemlinsky su futura primera esposa y hermana de Alexander von Zemlinsky (quizá el único maestro como tal de Schoenberg).


Richard Dehmel



Arnold Schoenberg y Mathilde Zemlinsky


La obra fue estrenada el 18 de marzo de 1902 en la Sociedad Musical Vienesa (Musikverein/Kleiner Saal o Brahms-Saal) por el Cuarteto Rosé, junto a los músicos invitados Franz Jelinek y Franz Schmidt. Arnold Rosé y Albert Bachrich tocaron los violines, Anton Ruzitska y Franz Jelinek las violas, y Friedrich Buxbaum y Franz Schmidt los chelos. No se puede decir que la obra tuviera éxito ciertamente o al menos sí decir que causó extrañeza, sorpresa y polémica por la combinación de la dificultad musical inherente a la obra con ese cromatismo extremo y por el contenido sexual/social del poema musicado.

Puede considerarse como un intento del compositor de crear música en el seno de una atmósfera que de sentido tanto a la música como al poema en sí mismo pero con la intención principal de que la música presente por ella misma la base principal del sentido de la obra, esbozando la naturaleza y la expresión de las emociones humanas y elaborando una forma musical con inclinación hacia la sonata en un movimiento o un movimiento sinfónico en forma de poema. 

La Noche Transfigurada nos presenta una primera sección de densa maestría en los motivos y claros gestos que nos intentan mostrar la imagen de una noche clara, iluminada por la luna en la que caminan dos amantes, un hombre y una mujer; una segunda y tercera secciones, con la confesión de la tragedia por la mujer, de enorme intensidad dramática, ilustrando la desgracia y la soledad de la mujer que lleva en su vientre a un niño de un hombre al que no ama plasmada con motivos intensos que se van uniendo con las elaboraciones de los motivos previos y con nuevos matices de timbre y ricas variaciones en el desarrollo (¡querido Brahms!); una cuarta sección nos deja intuir el discurso del hombre, generoso y noble en su amor, en un pasaje de extraordinaria serenidad con los efectos de sonido que reflejan la belleza de la luz de la luna y al hombre en armonía con el esplendor y el brillo de la naturaleza que es capaz de ignorar la situación trágica de la mujer y una quinta sección a modo de final en forma de coda que presenta el motivo inicial de apertura sabiamente unido a los motivos de las secciones precedentes para finalizar de forma serena, intensa y profundamente expresiva.

Una obra de una intensidad emocional enorme, siempre viva y rica en expresividad, exaltada y de bellísima sonoridad y que particularmente siempre me ha emocionado en cualquiera de sus versiones tanto esta de cámara como en las versiones orquestales. Una música programática que ha terminado siendo simplemente música pura.


La Suite op. 29 para tres clarinetes, trío de cuerdas y piano fue escrita por Schoenberg entre los años 1924 y 1926 y estrenada en París el 15 de diciembre de 1927 bajo la dirección del propio compositor. Dentro de su estilo ya dodecafónico Schoenberg hace referencias a formas tradicionales de composición, fundamentalmente a formas de danzas, incluso según los analistas muestra momentos en los que la composición pura dodecafónica tiene algunas muestras de melodía tonal (en el tercer movimiento, por ejemplo, con referencias a la canción "Ännchen von Tharau").

Fue dedicada a su segunda esposa Gertrud Bertha Schoenberg (Kolisch de soltera) con un motivo integrado en la música al principio y al final de cada movimiento. La secuencia de las cuatro partes de la Suite combina tres movimientos de la suite barroca tradicional con un conjunto de variaciones de una canción.

La esencia principal de la Suite está dominada por los ritmos de baile, en los dos primeros movimientos en particular, que recuerdan la música de baile de la década de 1920 a lo que contribuye desde luego la conformación de los instrumentos elegidos y resultando muy original y agradable de escuchar así como es fácil apreciar la tensión en la relación que se percibe entre su carácter alegre y rítmico con la rigidez de su estructura musical dodecafónica y la maestría del compositor en el manejo de las variaciones y el contrapunto.


Arnold Schoenberg y Gertrud Bertha Schoenberg


Las 3 Piezas para Orquesta de Cámara fueron encontradas después de la muerte del compositor y parecen datar del periodo de libre atonalidad, alrededor de 1910. La tercera pieza en realidad no es más que un simple fragmento y la brevedad de las dos primeras hace suponer que posiblemente la intención fuera la de una ciclo de una amplitud mayor.

Su originalidad radica en la fuerza expresiva de las piezas, verdaderamente intensas, y su brevedad y dentro de ello la preciosa forma de continuidad entre ellas, su colorido, su timbre, su contraste y su tendencia a la repetición. Es como si fuera la intención del compositor iniciar una nueva vía de escritura en la que se condensara la expresión en la brevedad del tiempo. Unas pequeñas joyas musicales de audición muy grata.

Espero que disfruten del disco.

Sobra decir que las interpretaciones registradas son un ejemplo maravilloso del dominio de Boulez del sentido de estas obras. Fantásticos registros, fantástica dirección y fantásticos intérpretes.



Schoenberg
Obras Orquestales

Suite Op. 29 (2 clarnetes, clarinete bajo, violín, viola, chelo y piano)*
Verklärte Nacht Op. 4 para sexteto de cuerdas (2 vioines, 2 violas y 2 chelos)**
3 Piezas para Orquesta de Cámara***

Pierre Boulez
Miembros del Ensemble InterContemporain

Suite Op. 29
Michel Arrignon, clarinete*
Alain Damiens, clarinete*
Guy Arnaud, clarinete bajo*
Maryvonne Le Dizès-Richard, violín*
Jean Sulem, viola*
Pierre Strauch, chelo*
Christian Petrescu, piano*

Verklärte Nacht Op. 4 para sexteto de cuerdas
Charles-André Linale, violín**
Maryvonne Le Dizès-Richard, violín**
Jean Sulem, viola**
Garth Knox, viola**
Philippe Muller, chelo**
Pierre Strauch, chelo**

3 Piezas para Orquesta de Cámara
Alain Marion, flauta***
Didier Pateau, oboe***
Michel Arrignon, clarinete***
Jean-Marie Lamothe, fagot***
André Cazalet, trompa***
Pierre-Laurent Aimard, harmonium***
Alain Planes, celesta***
Jacques Ghestem, violín***
Sylvie Gazeau, violín***
Gérard Caussé, viola***
Pierre Strauch, chelo***
Marc Marder, contrabajo***


Grabaciones:

Suite Op. 29: IRCAM, Centre Georges Pompidou, París, 14 de junio de 1982, DDD
Verklärte Nacht Op. 4 para sexteto de cuerdas: IRCAM, Centre Georges Pompidou, París, 6 de noviembre de 1983, DDD
3 Piezas para Orquesta de Cámara: RCAM, Centre Georges Pompidou, París, ADD














viernes, 18 de marzo de 2016

Dvorák. Concierto para Chelo. Obras para Chelo y Piano. Belohlávek. Orquesta Filarmónica Checa. Weilerstein. Polonsky. 2013.



Queridos amigos después del recorrido realizado por la música sinfónica de Mahler y algunos de sus lieder más reconocidos, nada mejor para cambiar de aires que un disco como el que hoy dejamos. Una preciosa grabación del fantástico Concierto para Chelo de Dvorák acoplado con una selección de piezas para chelo y piano realmente bonitas. Un ambiente totalmente diferente al de los anteriores discos aunque igualmente maravilloso.

Igual me excedo al calificar este disco pero es una de las grabaciones más bonitas que he escuchado del excepcional concierto para Chelo de Dvorák. Por muchas razones. Es una grabación de extraordinario sonido, la interpretación de Alisa Weilerstein es sencillamente prodigiosa, la acompaña de forma sensacional el maestro Belohlávek con una dirección intensa y matizada al frente de una orquesta sencillamente impresionante, una Filarmónica Checa magistral, bellísima en su sonoridad y extraordinaria en su ejecución.

El fantástico concierto para chelo fue compuesto por Dvorák entre el 8 de noviembre de 1894 y el 9 de febrero de 1895, durante sus últimos meses de estancia en EEUU. Fue dedicado al violonchelista Hanuš Wihan, que encargó la obra y que debía estrenarlo en Londres. Finalmente se estrenó por Leo Stern como solista bajo la dirección del propio Dvorák en un concierto en el Queen's Hall de Londres el 19 de marzo de 1896 debido a una serie de malentendidos entre el compositor y la Sociedad Filarmónica de Londres, que auspiciaba el estreno de la obra.


El concierto a diferencia de su Novena sinfonía no contiene demasiados componentes que tengan su base en el folclore americano (por ejemplo el precioso segundo tema principal inspirado en un canto navideño afroamericano) sino que es de manera general es toda una demostración de esencia Bohemia a modo de un anticipado deseo del compositor de regresar a su tierra natal. Regreso marcado por otra parte por la grave enfermedad su cuñada Josefina Čermáková que moría escasamente un mes después del mismo, el 27 de mayo de 1895.

Dvořák, enamorado profundamente de ella en su juventud, antes de que se casara con su hermana Anna, y que la seguía queriendo entrañablemente, conoce la noticia de la enfermedad de Josefina durante la composición de la obra y decide tributarle un homenaje musical insertando en el centro del segundo movimiento, y evocándolo rápidamente al final, un tema de melancólica melodía extraído de su Lied Op.82 "Lasst mich allein in meinen Traümen gehn" que era la canción preferida de Josefina. Esta preciosa referencia aparece en el marco de un segundo movimiento iniciado de manera pastoral e interrumpiendo una intensa marcha de carácter fúnebre.

Por otro lado Dvorák al conocer la noticia del fallecimiento de Josefina modifica también la escritura del movimiento final añadiendo una coda evocadora e intensa, llena de referencias a la naturaleza, a los paisajes encantadores de su tierra y de nuevo al lied antes citado.

Ciertamente hay un trasfondo emotivo personal de Dvorak con Josefina a la hora de escribir la obra e insertar esos recuerdos musicales en el momento de conocer tanto la noticia de su enfermedad como la de su muerte. Bien fuese un homenaje directo a Josefina o bien la tomara en esos momentos como inspiración, lo cierto es que el resultado final es profundamente emotivo.


Josefina Čermáková

El concierto es bellísimo en toda su extensión, desde que comienza la maravillosa introducción orquestal con los temas de los clarinetes y las trompas hasta la presentación del solo de violonchelo, un violonchelo soberbio y profundamente emotivo pasando por todo el desarrollo de los movimientos segundo, con la preciosa melodía antes citada, y final con el violonchelo marcando una preciosa marcha en forma de rondó y exponiendo los temas de los movimientos previos hasta finalizar con el motivo de la canción y la coda orquestal de cierre. En toda su extensión Dvorák nos deja una combinación genial de vientos, cuerdas, maderas y solista repleto de bellísimas melodías y con una orquestación simplemente magistral. La fuerza que transmite a lo largo de toda su extensión es enorme, la emoción no se queda atrás, la belleza sonora es indescriptible. 

En la presente grabación, ya les comento que igual es una simple apreciación mía, toda la belleza de esta obra portentosa y mágica se deja apreciar de las manos de una chelista que consigue un sonido riquísimo, pleno, encantador, apabullante. Dotada de una técnica que, aparte de ser difícilmente superable, es puesta al servicio de la expresividad de la obra, sin dejar que la música se convierta en sólo una manifestación de portento técnico y virtuosístico sino todo lo contrario permitiendo que sobre esa impresionante forma de ejecutar se imponga la belleza única del alma de la música.

A ello debemos sumarle la extraordinaria sonoridad de la orquesta checa y la habilidad no sólo ya técnica del maestro Belohlávek sino de acompañamiento al servicio del conjunto de la obra, matizando planos, dedicando espacio a cada grupo instrumental, dejando respirar la masa orquestal y permitiendo sacar a relucir todo el potencial expresivo del instrumento solista facilitando el contraste entre su sonoridad y las texturas orquestales que sirven de marco al chelo e impidiendo su ahogamiento.

Una verdadera maravilla.


Alicia Weilerstein y Jirí Belohlávek

El disco se complementa con una exquisita selección de obras para chelo y piano que resultan extraordinariamente bellas y preciosas de escuchar. Verdaderas joyas miniaturizadas que nos dejan ver el encanto melódico del gran compositor que es Dvorák y el talento enorme de dos instrumentistas prodigiosas, Alicia Weilerstein y la pianista Anna Polonsky que nos ofrecen un verdadero recital de poesía musical. Los arreglos de las piezas vienen de la mano del gran pianista, compositor y arreglista británico John Lenehan (1958) y del chelista checo Heinrich Grünfeld (1955-1931).

El Silencio de los Bosques (Silent Woods op. 68 nº 5) fue compuesta por Dvorák dentro de un conjunto de piezas para piano a cuatro manos titulado Los Bosques de Bohemia y la pieza en concreto fue reelaborada por el maestro para violonchelo y piano y luego para chelo y orquesta siendo bautizada como El Silencio de los Bosques por el editor de la pieza. Es una preciosa composición llena de pasión, intensidad emotiva acompañada de calma serena y quietud.

El Tema de la Sinfonía nº 9 es presentado en los arreglos de William Arms Fisher alumno norteamericano del maestro y con arreglos posteriores de de John Lenehan. Poco se puede añadir como comentario de este hermoso fragmento musical de todos conocido. Una sencilla y simple joya.

En el Rondó (Rondo in G minor op. 94) y en la Danza Eslava podemos apreciar la enorme capacidad del maestro para elaborar ritmos populares, jugar con ellos, imprimirles sentido melódico o jugar con la profundidad del lirismo más sutil y bello. dos verdaderas piezas maestras de intensa emotividad, frescura y sentimientos.

Las Canciones que mi Madre me cantaba (Als die alte Mutter-Zigeunermelodien) corresponde al cuarto de las Siete Canciones Gitanas y se nos presenta como una pieza cargada de intensidad y sentido poético.

Finalmente la preciosa melodía de la que venimos hablando en los comentarios del concierto, Lasst mich allein Vier Lieder, una verdadera obra de arte que merece muy mucho ser escuchada en esta recreación para piano y chelo. Portentosa y bellísima.


Anna Polonsky


Alicia Weilerstein



Dvorák
Concierto para Chelo
Obras para chelo y Piano


Concierto para Violonchelo*
Lasst mich allein Vier Lieder op. 82 nº 1 (arreglos John Lenehan)
Rondo in G minor op. 94 
Theme from Symphony nº 9 (arreglos de William Arms Fisher+arreglos de John Lenehan)
Songs my mother taught me (Gipsy Songs, op. 55 nº 4, arreglos Heinrich Grünfeld)
Silent Woods op. 68 nº 5
Slavonic Dance in G minor op. 46 nº 8

Alisa Weilerstein, chelo
Anna Polonsky, piano
Orquesta Filarmónica Checa*
Jirí Belohlávek*

Grabaciones:

Dvorák Hall, Rudolfinum, Praga, 28 y 29 de junio de 2013*

American Academy of Arts and Letters, New York, 5 y 6 de abril de 2013








jueves, 17 de marzo de 2016

Entrada Índice. Mahler. Integral Sinfónica. Bernstein. Concertgebouw Orchestra. Orquesta Filarmónica de New York. Orquesta Filamónica de Viena. 1974. 1975. 1985. 1987. 1988. 1990.


Queridos amigos esta entrada de hoy es simplemente una entrada que nos permita tener localizadas en una sóla las anteriores entregas del recorrido que hemos ido realizando por la Integral Sinfónica Mahler de Bernstein para DG y los dos discos complementarios de los Lieder y Des Knaben Wunderhorn.

Un recorrido genial que me ha permitido disfrutar de nuevo de la maravillosa música de Mahler en unas, en conjunto, interpretaciones de altísimo nivel artístico y excelente calidad sonora.

He de reconocer que Mahler es junto con Beethoven y Bruckner el compositor que más me apasiona. Y también debo reconocer que de ellos es con el que más altibajos tengo, épocas de pasión y épocas de olvido. Pero como decía en una de las entradas anteriores, al final siempre está ahí, siempre descubres cosas nuevas en su universo sonoro y siempre acaba llenándote de energía, fuerza y sensaciones indescriptibles.

Me permiten si les comento que indescriptible fue también la oportunidad de estar en la Ópera de Viena, la casa amada por Mahler y que en determinado momento tanto daño le hizo con su salida de la misma. Recorrer los pasillos por dónde probablemente había pasado Mahler, ver su busto en la gran sala de los Directores Artísticos de la Ópera, ver su piano de ensayos, pasar y estar en los mismos pórticos dónde Mahler ha quedado inmortalizado para siempre en algunas fotos ha sido uno de los momentos más profundos de mi vida.

Seguramente algo imposible de repetir pero que con una vez basta. Las sensaciones se acumulan cuando estás en un sitio como ese y sabes que allí, no hace mucho tiempo, estuvo un genio de la música, un señor que con su arte ha sobrevivido al tiempo y ha perdurado en la historia por su capacidad de producir emociones. En algún momento llegas incluso a sentir su música resonando entre esas magníficas paredes.



Y aparte de estas palabras que sencillamente me vienen siempre de forma insistente a mi corazón y que siempre, siempre me hacen recuperar un poquito de vida sólo quiero agradecer a todos las visitas a estas entradas, Para mí representan mucho, una parte importante de mi vida, de mi pasión, de mi ilusión. Como lo era también estar en esa ciudad preciosa y encantadora dónde otro de mis admirados músicos pasó gran parte de su vida profesional. Ese otro músico es el responsable de estos mágicos discos que hemos ido dejando. Bernstein. Un mahleriano genial, controvertido, intenso, de ideas precisas sobre la música de su querido Mahler en el que se veía en muchas ocasiones reflejado por vivencias y aspiraciones.



Ha sido un placer realizar este recorrido y dejar estas entregas que pienso son verdaderos tesoros fonográficos que merecen estar en lo más alto junto a las grabaciones de maestros geniales como Horenstein, Walter, Klemperer, Szell, Tennstedt, Furtwängler, Mitropoulos, Maazel, Abbado, Barbirolli, Scherchen, Neumann, Kubelík, Chailly, Haitink y otros muchos que han ayudado a lanzar a Mahler al conocimiento público general, mantenerlo, potenciarlo y dejar muestra de su arte y de las posibilidades expresivas de su música, su ideología, su poética y su profunda capacidad emocional. En concreto para mí están en la cumbre, pese a sus exageraciones momentáneas, su narcisismo, su grandilocuencia o su excesiva, para algunos, libertad expresiva. Al fin y al cabo ¡qué es lo importante en la música! ¡las sensaciones! y de esas hay muchas, muchas en estos registros.


Os dejo los enlaces a las diferentes entradas publicadas y ojalá puedan disfrutar tanto como yo de esta música. Merece la pena esforzarse en ello. No se arrepentirán.



































Mi agradecimiento a la excepcional página Kareol imprescindible para los hispanoparlantes a la hora de poder entender con facilidad muchísimas obras no escritas en nuestro idioma. Altamente recomendable su visita.




Mahler
Integral Sinfónica
Lieder
Des Knaben Wunderhorn

Leonard Bernstein
Concertgebouw Orchestra Amsterdam
Orquesta Filarmónica de New York
Orquesta Filarmónica de Viena

Grabaciones de 1974 a 1990