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viernes, 26 de marzo de 2021

Shostakovich. Sinfonías nº 1 y nº 5. Polka. Ormandy. Philadelphia Orchestra. 1959. 1965. 1966.

 


Queridos amigos, dejamos en esta preciosa noche de Viernes de Dolores la segunda entrega del ciclo parcial de sinfonías de Shostakovich por el maestro Ormandy al frente de una excepcional Philadelphia Orchestra, excepcional y en un estado de forma mágico.

Dos obras principales además de la preciosa Polka de La Edad de Oro la estudiantil Primera sinfonía que resulta absolutamente sorprendente en la aproximación del maestro que la convierte en una obra atrevida, inspirada e innovadora en su bella pasión y profundidad y la impresionante Quinta, obra en la que sin llegar las cimas impetuosas y abruptas de Lenny o de Mravinsky, Ormandy nos sorprende son una aproximación de belleza musical abrumadora, con todos los matices y sensaciones perfectamente equilibrados con una orquesta brutalmente bella y poderosa que hasta diría que algo frenada por el propio Ormandy.

Dos interpretaciones excepcionalmente bellas que hay que escuchar para llegar a entender que Ormandy fue uno e los grandes intérpretes de la música del maestro soviético.


La Primera sinfonía de Shostakovich es un verdadero prodigio de hermosura. Una obra con un enorme dinamismo, con una espectacular unión de ironía, ritmo, sarcasmo y belleza. Una obra de un compositor joven, muy joven, pero con una madurez extraordinaria, capaz de escribir una obra difícil como esta en sus ritmos y en su significado, plagada de sorpresas instrumentales y sonoras y que desborda vitalidad, magia, encanto y dinamismo.

Obra preparada para su graduación en el Conservatorio de Leningrado se escribió entre 1924 y 1925 y fue finalizada en diciembre de 1925, con tan solo 19 año y  estrenándose el 12 de mayo de 1926 por la Filarmónica de Leningrado dirigida por Nikolai Malko.

Aún a pesar de todos los comentarios referentes a sus carencias y que la tachan de excesivamente llena de influencias de otros compositores no deja de sorprender siempre y en cada una de las veces que se escucha por su hermosura, su instantánea asimilación sonora y su plenitud de color, ritmo, armonía, dinamismo y melodía. 

A pesar de su juventud Shostakovich logra una magnífica obra musical que incluso resulta más renovadora y musicalmente atractiva que sus dos siguientes sinfonías. Un impresionante muestrario de manejo de los diversos instrumentos, las cuerdas, vientos, maderas, piano, percusión y metales, sabiamente entrelazados, ofrecen momentos de belleza sonora indescriptibles.

Shostakovich nos ofrece además una preciosa forma de manejar los sentimientos y el carácter de la música con cambios bellísimos, inesperados y maravillosos de ritmo, instrumentación y tono de la música, permitiendo el salto desde lo satírico e irónico de los dos primeros movimientos al sentido más profundo, descarnado y trágico de la música de los dos últimos. Una verdadera obra de arte.

Preciosa sonoridad de la excelente orquesta de Philadelphia con una pulcritud de ejecución enorme, espectacular.



La espectacular y bellísima Quinta Sinfonía de Shostakovich fue compuesta entre abril y julio de 1937 y estrenada en Leningrado por la Orquesta Filarmónica de Leningrado bajo la dirección de Yevgueni Mravinsky, el 21 de noviembre del mismo año. La obra tuvo un enorme éxito el día de su estreno, y según Mstislav Rostropóvich recibió un aplauso de por lo menos cuarenta minutos y se mantiene en la actualidad como uno de los trabajos más populares del compositor. Y es que tiene argumentos para ello.

Genio precoz y que triunfó pronto con esa preciosa obra de fin de carrera que fue su Sinfonía nº 1, damos un salto temporal y pasamos a mediados de los años 30. Años difíciles, sometidos a ese "ideal artístico" que pretendía tener el "papá Stalin": el arte está destinado al pueblo (lo que entendían ellos y a su muy particular manera pueblo) y tenía que ser comprensible a ellos y ser vehículo de la ideología oficial (según muchos, lo banal y lo uniformemente repetitivo). Lo contrario era rechazado y llamado "formalismo", no era lo apropiado a transmitir el progresismo del que se creían dotados, no era vehículo justo para transmitir el ideal heroico del pueblo por ellos dominado. Lo que Prokofiev decía: llamaban "formalismo" a todo aquello que en una primera escucha no se entendía, o sea ¡tela marinera!

Shostakovich tiene que satisfacer dos requerimientos,  por un lado mantener su ideal artístico y su nivel y por otro ofrecer esa música atrayente para las masas. Difícil papeleta en la situación histórica en la que vivía. La quinta sinfonía parece ser su respuesta y logra ambas cosas. Y menos mal, porque las críticas oficiales, las amenazas, la depuración rondaban por ahí y eran peligrosas al extremo.

Apartado del mundanal ruido, se dedica a componer esta maravillosa obra. Y sus resultados fueron espectaculares. Para el público y para los guardianes de lo "adecuado", los políticos. El público adoró desde un principio la sinfonía, y las autoridades le dieron su bendición oficial. Si la Primera había significado la entrada triunfal de Shostakovich en la escena internacional, la Quinta Sinfonía habría de cimentar su importancia como el más destacado sinfonista del siglo.




La obra era estrenada el 21 de noviembre de 1937 por la Orquesta Filarmónica de Leningrado bajo la dirección de Evgeny Mravinsky. La obra lleva como subtítulo "Respuesta de un artista soviético a una crítica justa", algo justamente irónico, de realismo oficial nada de nada más bien lo contrario, triunfo de un realismo propio, ni optimista, formal como cualquiera otra y no basada en lo popular. Música de Shostakovich. Música pura para reflejar la tragedia de su pueblo.

Es una música hermosa, de cuerdas preciosas, temas amenazadores y líricos sabiamente combinados en un primer movimiento de crecimiento impresionante; un allegretto precioso; un largo doloroso, emotivo, duro y un movimiento final enorme, grandioso, un camino ascendente hacia una victoria final impresionante: un verdadero triunfo de su genio y del pueblo o parodia de lo que deseaban los "salvaguardas" de lo políticamente correcto. ¡He ahí la cuestión!

Aparte toda esta historia, lo transcendente está en el disco que os dejo y en la preciosa adaptación que de esos pentagramas y su significado realiza Ormandy, enorme, poderoso sin excesos, técnicamente perfecto en el manejo de los grupos orquestales, del ritmo, de las cadencias y por supuesto del sonido. Quizá un poquito menos de garra en el movimiento final pero...igual es su idea del triunfo.

Les dejos esta preciosidad de disco y deseo de todo corazón que lo aprecien y disfruten.



Shostakovich
Sinfonía nº 1
Sinfonía nº 5
Polka (The Age of Gold)

Eugene Ormandy
Philadelphia Orchestra


Grabaciones
Sinfonía nº 5, 8 de abril de 1965, Philadelphia, Town Hall
Sinfonía nº 1, 8 de noviembre de 1959, Philadelphia, Broadwood Hotel
Polka (The Age of Gold), 13 de abril de 1966, Hotel Philadelphia






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domingo, 21 de marzo de 2021

Schubert. Sinfonías nº 8 y nº 9. Wand. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1995.

 


Estimados amigos despedimos la semana dejando un disco absolutamente bellísimo. Dos recreaciones portentosas del anciano maestro Wand que nos deja unas preciosas interpretaciones de dos obras que amaba y que frecuentaba en sus apariciones de concierto.

En este mismo espacio dejamos hace tiempo ya sus aproximaciones al frente de la Filarmónica de Múnich en unos discos igualmente maravillosos a los que les remitiré más adelante.

En estos registros con los berlineses la aproximación del maestro es similar, a sus años mantiene el pulso de forma excepcional, llena el recorrido de frescura, gracilidad, intensidad y belleza sonora a lo que contribuye, no hay que decirlo mucho más, la fantástica centuria berlinesa.

Pero es asombroso la facilidad con la que el maestro Wand saca esos sonidos tan bellos a las cuerdas y maderas de la orquesta, llenando de plasticidad los grupos orquestales dentro de ella, manejando esos tiempos y esos preciosos crescendos y decrescendos de la música de Schubert, como mantiene la hermosura en plena unión con la precisión técnica y como es capaz de llegar a sacar el alma de estas dos hermosas obras. Una verdadera maravilla.


La Sinfonía nº 8 en si menor, D. 759, de Franz Schubert, fue compuesta en 1822 pero no fue descubierta hasta varios años después de la muerte del compositor. Se le atribuye clásicamente el nº 8 pero en las numeraciones actuales es la nº 7.

Fue estrenada después de la muerte de su autor, tras haber sido descubierta en casa de Anselm Hüttenbrenner, en Graz, por Johann Herbeck, director de la Orquesta de la Corte de Viena. La primera interpretación tuvo lugar el 17 de diciembre de 1865 en la misma Viena.

La Sinfonía nº 9 en do mayor, D.944, La Grande fue compuesta por el maestro entre 1825 y 1826 siendo revisada en marzo de 1828. Su estreno tuvo lugar el 21 de marzo de 1839, once años después de la muerte del compositor, en Leipzig bajo la dirección de Félix Mendelssohn.

Después de algunos intentos fallidos de estrenar la obra, tachada de compleja y larga, fue a finales de 1838 y principios de 1839, cuando Schumann visitó la tumba de Schubert y a su hermano Ferdinand que empezó su reconocimiento. Fue en casa de Ferdinand donde descubrió la sinfonía en medio de una inmensa pila de manuscritos y papeles desordenados. Gracias a su iniciativa y perseverancia la obra se envió a los conciertos Gewandhaus de Leipzig y de ahí al citado estreno de la mano de Mendelssohn.

Espero que disfruten de estas dos joyas musicales de la mano de Wand y la Filarmónica de Berlín. Merece la pena y admiraremos el arte que el tiempo atesora en las manos de un grande de la dirección orquestal.





sábado, 20 de marzo de 2021

Shostakovich. Sinfonía nº 7. Bernstein. Boston Symphony Orchestra. 1948.

 


Estimados amigos espero que disfruten de este pequeño tesoro que dejamos esta noche. Muchos ya conocen mi profunda admiración por Bernstein que arranca de hace ya muchos años y que sigue manteniéndose a día de hoy y con registros como el presentado, digamos, se ayuda a mantener.

Un verdadero placer escuchar esta recreación del joven Bernstein con 30 años, acompañado de su siempre amada y soñada Orquesta Sinfónica de Boston, de una obra que amaba profundamente, la Séptima de Shostakovich en una época en la que ya había perdido su impulso inicial como obra sinfónica e incluso era discutido su valor.

Lenny mantuvo su aprecio por la excepcional obra musical de Shostakovich aseguró su audición durante esos años en los que ya las grandes formaciones americanas la habían olvidado y en Europa estaba pasando algo similar con un Celibidache manteniendo esa misma ilusión por una obra también respetada por el maestro. 

Lenny es joven pero es especial, siempre fue especial a la hora de hacer música y si bien su enfoque es en esta etapa mucho más acelerado que el postrer con Chicago su acercamiento es de una pureza musical arrolladora. En su interpretación hay belleza, fuerza, ilusión, barbarie, serenidad y medida impulsividad.

El estreno mundial se celebró en Kuibyshev el 5 de marzo de 1942 por la Orquesta del Teatro Bolshoi, dirigida por Samuel Samosud que ofreció un recital transmitido a través de la Unión Soviética y más tarde en Occidente.

En Moscú el estreno tuvo lugar el 29 de marzo de 1942 en el Salón Columnario de la Cámara de Cooperativas de Ahorro, por una orquesta que se unió a la Orquesta de Bolshoi y la Orquesta de la Radio-Unión.

La obra se estrenó también con enorme éxito, tras las vicisitudes en la salida de la partitura, en Londres y New York dirigida por Henry Wood y Toscanini respectivamente.

Finalmente el 9 de agosto de 1942 tuvo lugar un impresionante estreno en la propia Leningrado, con la Orquesta de la Radio dirigida por Karl Eliasberg (gran director luego depurado) y reforzada como se pudo y tras un bombardeo previo del sector alemán para silenciarlo durante la retransmisión (un poquito de guerra psicológica). Y la obra no se silenció, todo lo contrario, se convirtió en una de las obras más apreciadas de Shostakovich, bien sea por sus circunstancias históricas, por el apoyo de los directores "aliados" como los mencionados Wood y Toscanini o bien, no debemos olvidarlo, por la calidad musical y su enorme fuerza y energía. 

Aparte los detalles históricos que acompañan a esta sinfonía la misma tiene una calidad musical que destaca. Su energía, su ritmo, su orquestación, su musicalidad contagiosa son detalles que hacen de la misma un verdadero monumento sinfónico. Y en esta interpretación de Bernstein y los músicos de la Orquesta de Boston todo ello se aprecia de forma inmediata, irresistible. La calidad instrumental de los músicos de Boston es impresionante y la fuerza de la música es transmitida de una forma viva, inmediata y apasionada por Lenny; un Lenny arrollador, inmenso, menos preciso que en recreaciones más maduras pero muy directo, intensísimo, brillante, con una manejo maravilloso de la masa orquestal y de los detalles y matices más insospechados; un Lenny que mantiene la tensión de forma magistral, dosificándola, manejándola de manera soberbia sin desperdiciar momento alguno y sin cargar las tintas en la superficie de la brillantez sonora. Emotiva, tensa, densa, acelerada y dura.

Les dejo otras referencias como suelo estar haciendo últimamente y les ruego revisen a Celibidache y al propio Lenny con Chicago.




Bernstein
Historical Recordings
BSO and NYPO

Shostakovich 
Sinfonía nº 7

Leonard Bernstein
Boston Symphony Orchestra

Grabación
Boston, Symphony Hall, 22 de diciembre de 1948 







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martes, 16 de marzo de 2021

Respighi. Pini di Roma. Fontane di Roma. Feste Romane. Maazel. Pittsburgh Symphony Orchestra. 1994/1996.

 


Queridos amigos dejamos esta noche un disco excepcional, tenía ganas de compartirlo y empezar de nuevo a escuchar algo del gran Maazel (para algunos la batuta más mágica de la historia aun con sus cosas peculiares).

Y nada mejor para empezar que esta maravillosa recreación del tríptico musical de Respighi formado por Pini di Roma, Fontane di Roma y Feste romane. Un verdadero baño orquestal, una delicia de música y de orquestación asombrosa y que en alguna entrada anterior ya indicábamos literalmente "...obras que se prestan al lucimiento, individual, grupal y de conjunto. Riquísimas en color, brillo, timbre, sonoridad espacial maravillosa, juegos instrumentales soberbios y para una orquesta poderosa, compactada, fina, precisa en ejecución y que sepa recibir de manos del director su gusto musical en la interpretación."

Obras con frescura, inmediatez, belleza, rica sonoridad y alta expresividad y que teniendo referencias maravillosas encuentra en las manos de Maazel y sus músicos de la Sinfónica de Pittsburgh unos ejemplares vehículos para su expresión completa.

Fontane di Roma tuvo su primera interpretación por Antonio Guardieri el 11 de marzo de 1917 en el Augusto de Roma y pocos meses después por Toscanini en Milán el 11 de febrero de 1918.

Los Pini di Roma se interpretaron por vez primera el 14 de diciembre de 1924 y poco después Toscanini aseguró su estreno norteamericano.

En New York, el 21 de febrero de 1929, Toscanini hizo la presentación del tercer poema sinfónico del ciclo romano del autor, el bellísimo Feste romane.

Espero que disfruten de esta verdadera maravilla.

Bienvenido de nuevo querido Lorin y les ruego revisen algunas de las entradas recomendadas al final, algunas de ellas con el tríptico completo, otras parcialmente pero todas ellas, particularmente Celibidache y Ormandy...verdaderas ¡Glorias musicales!

Respighi

domingo, 14 de marzo de 2021

Dvorák. Schumann. Conciertos para Violonchelo. Bernstein. Orquesta Filarmónica de Israel. Orquesta Filarmónica de Viena. 1988. 1985.

 


Estimados amigos para disfrutar de la bellísima voz del violonchelo nada mejor que dos de las más reconocidas oras para el mismo, los dos bellísimos conciertos de Dvorák y de Schumann servidos en esta ocasión con profunda calidez y emotividad por Bernstein y el gran chelista Mischa Maisky (gran colaborador del maestro Lenny).

El Concierto para violonchelo y orquesta compuesto por Dvořák es uno de los más interpretados. Está dedicado al violonchelista Hanuš Wihan, quien debía estrenarlo en Londres, aunque finalmente se estrenó este concierto el 19 de marzo de 1896, bajo la batuta del propio compositor y con Leo Stern como solista.

Dvořák inició su composición el 8 de noviembre de 1884 y la finalizó el 9 de febrero de 1895 en los últimos meses de su estancia en Estados Unidos después de haber aceptado la invitación de Jeannette Thurber, fundadora del Conservatorio de Nueva York, para que se hiciera cargo de la dirección de esta institución. Dvořák se trasladó a América en 1892 y permaneció allí hasta el 30 de abril de 1895.

Aunque concebido y escrito en Estados Unidos, este concierto no contiene elementos folclóricos americanos, como otras de sus obras allí compuestas, sino que rezuma esencias bohemias como si quisiera expresar su deseo de retorno a la patria.


El Concierto para violonchelo y orquesta de Schumann fue compuesto en octubre de 1850.
Schumann, ya en 1849 pensaba en componer un concierto para violonchelo, pero no lo llevó a cabo hasta haber sido nominado director musical municipal en Düsseldorf. 

Este Concierto para violonchelo de Schumann, supone el primer retorno de un compositor a dicho instrumento después de que Haydn compusiera su Concierto nº 2 para violonchelo y orquesta en 1783. Está considerado como uno de los conciertos más importantes para violonchelo del siglo, al que luego seguirán otros de Saint-Saëns, Tchaikovsky o Dvorák.

La composición se articula en tres movimientos, ricos en ideas melódicas y que se suceden sin solución de continuidad, percibiéndose claramente la impronta de Schumann dándole al instrumento solista gran relevancia en una por sí misma tenue estructura orquestal.

Tuvo su primera representación cuatro años después del fallecimiento del compositor el 23 de abril de 1860-04-23 en Oldenburg y una segunda poco después el 9 de junio de 1860 en Leipzig en ambas ocasiones con Ludwig Ebert al chelo. 


Espero que disfruten de estas preciosas recreaciones de la mano de Lenny llevando a cotas de belleza inimaginables el precioso chelo de Maisky, verdaderamente magistral.


Dvorák
Concierto para Violonchelo*

Schumann
Concierto para Violonchelo**

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de Israel*
Orquesta Filarmónica de Viena**
Mischa Maisky, chelo

Grabaciones
Dvorák, Tel Aviv at the Frederic R. Mann Auditorium, 7 de junio de 1988
Schumann, Viena, Musikverein Grosser Saal, 6 de noviembre de 1985







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